sábado

De Poncebos a Bulnes

Cabrales, pico Urriellu desde el mirador de BulnesEl Picu Urriellu, también conocido como Naranjo de Bulnes,  es todo un símbolo de la montaña asturiana. Muchos son los escaladores que se han sentido atraídos por su inconfundible silueta; muchos los que han intentando alcanzar su cumbre, remedando la gesta de Gregorio Pérez, el Cainejo, y Pedro Pidal, que fueron los primeros en coronarla, en el verano de 1904.

La ruta que hoy os proponemos nos acercará, caminando (claro está que también se puede hacer el trayecto en funicular, pero esa es otra historia), hasta el pueblo de Bulnes, una de las vías de acceso a la Vega de Urriellu, paraje donde se localiza el famoso pico.

Características

  • Tipo: lineal (ida y vuelta)
  • Dificultad: ▲▲▲▲▲
  • Señalización: no tiene pérdida
  • Desnivel: unos 470 metros
  • Duración: 90-95 minutos para la subida; 75-80 minutos para la bajada

Situación y distancias


Distancias por carretera a Arenas, capital del concejo de Cabrales,

Cabrales, situación y distancias
Pulsa en la imagen para aumentar su tamaño


Cómo llegar al punto de partida


La ruta se inicia en Poncebos, localidad que se encuentra situada a unos cinco kilómetros de Arenas, la capital del concejo de Cabrales. Una vez allí, seguimos de frente sin tomar ninguna bifurcación (la primera, a la izquierda conduce a Sotres; la segunda, a la derecha, a Camarmeña). Tras pasar un túnel dejaremos el coche para descender por un sendero que se abre a la izquierda de la carretera y por el que llegaremos hasta un puente de piedra sobre el río Cares.


Cabrales, puente de La JayaAhí se inicia la denominada Canal del Tejo, que, sin posibilidad de pérdida, nos conducirá hasta Bulnes por un sendero labrado en la roca que desde antiguo ha sido utilizado por los vecinos de este pueblo cabraliego; y también por los muchos montañeros que desde Bulnes iniciaban travesías y ascensiones. De las pisada de unos y otros dan buena cuenta las pulidas piedras que de tanto en tanto ponen a prueba nuestro calzado (¡Horror produce encontrarse con algún que otro osado que por aquí se adentra con unas chanclas por todo calzado!).


Cabrales, canal del Tejo Cabrales, canal del Tejo
Despues de poco más de una hora de ascensión en el transcurso de la cual no sería extraño encontrarnos con más de una cabra cruzada en nuestro camino, llegaremos al puente de Colines donde podremos elegir entre tomar a la derecha el camino ascendente que nos lleva a Bulnes de Arriba (foto de la izquierda) o seguir por otro de más fácil andadura que nos conducirá a Bulnes de Abajo (foto de la derecha).

Cabrales, Bulnes de Arriba Cabrales, Bulnes de Abajo

Cabrales, vista de Bulnes de Arriba


Cabrales, pico Urriellu
Tras merecido descanso y reconfortante refrigerio, no deberíamos desperdiciar la ocasión de acercarnos hasta el mirador del Urriellu (situado a menos de diez minutos del Barrio de abajo) para contemplar la silueta del mítico pico alzándose majestuoso sobre la canal de Balcosín.

Ya podemos dar la vuelta. A pesar de que existen opiniones para todos los gustos, lo cierto es que —con ciertas precauciones, ¿qué tal un bastón?— se baja mejor que se sube, al menos más rápido. Ahora bien, quienes no quieran descender por donde han subido tienen la opción de tomar el funicular que desde 2001 une Poncebos con Bulnes. Que sepan que el horario de funcionamiento es de 10 a 12,30 y de 16 a 18 (en julio, agosto y septiembre se amplía hasta las 20 horas), con una frecuencia de 30 minutos.





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Rutas y senderos para disfrutar Asturias, portada


De Poncebos a Bulnes es uno de los cincuenta itinerarios incluidos en el libro Rutas y senderos para disfrutar Asturias

viernes

Chosco de Tineo

La climatología y el relieve justifican el poblamiento disperso del campo asturiano. La casería se convierte en unidad de autoabastecimiento para sus moradores: las tierras les proporcionan alimentación y vestido y, en el mejor de los casos, algunos excedentes que les sirven como moneda de trueque para adquirir algunos productos de los que se proveen en las ferias anuales que se celebran en la comarca. Así las cosas, el cerdo (del que se aprovecha todo) se convierte en la principal fuente de proteínas de su alimentación; y los salazones y embutidos en el medio más eficaz para asegurar su consumo el mayor tiempo posible.
Aunque en la mayoría de las zonas se siguen unos procedimientos comunes en la conservación de los productos de la matanza, ahí diferencias que convierten a algunos de ellos en peculiares. Tal es el caso del Pantruco colungués o del protagonista de este comentario.
Desde tiempo inmemorial el chosco viene ocupando lugares estelares en las mesas de la zona de Tineo. Dependiendo de su grado de curación, se comía de una forma o de otra: si estaba bien curado, en lonchas; sino lo estaba tanto, se hervía previamente y luego se consumía en frío.

Actualmente podemos adquirir chosco amparado por la Indicación Geográfica Protegida Chosco de Tineo: un producto cárnico elaborado con cortes selectos de carne de porcino, de la cabecera de lomo y la lengua, adobada en sal, pimentón y ajo, embutido en el ciego de cerdo, ahumado y crudo/curado. Su peso oscila entre los 500 gramos y los dos kilos, y tiene color rojizo y consistencia firme.

La zona geográfica del chosco de Tineo está delimitada por la cuenca del río Navia y comprende parte de la cuenca costero-occidental de los ríos Esva, con su afluente Navelgas, y Negro, además de parte de la cuenca del Nalón-Narcea, en concreto del río Narcea hasta el río Pigüeña, con el Nonaya de afluente. Comprende el concejo de Tineo y los siguientes municipios limítrofes: Allande, Belmonte de Miranda, Cangas del Narcea, Salas, Somiedo, Valdés y Villayón.

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jueves

Al son del indiano

Al son del indiano, imagen exterior La primera vez que nos acercamos  hasta Malleza —de esto hace ya unos cuantos años— fue buscando una casa de comidas que alguien nos había sugerido. Fue toda una sorpresa.

Salimos de Pravia por la carretera que conduce a Salas: al principio, un idílico valle; luego el asfalto se fue empinando y la nieve, que había caído con ganas en los días anteriores, se amontonaba en las cunetas. ¿Dónde nos hemos metido? ¿Seguro que vamos bien por aquí? Al llegar a un lugar que llaman La Granja dudamos si nuestro destino sería un palacio  que allí se encuentra. Decidimos seguir adelante, giramos a la izquierda y aparcamos el coche a la vera de la iglesia parroquial. Por entonces no había ningún letrero con el nombre del local, pero tenía que ser allí, pues, de eso no había duda, estábamos en Malleza, Salas.

logo casa de comidas

  Restaurante Al Son del Indiano
Plaza Conde de Casares, 1 
Malleza, Salas (ver mapa
Teléfonos: 985 835 844 - 985 835 825



En las proximidades del templo, vimos la puerta abierta de lo que parecía ser un chigre. Entramos. Sólo había un cliente apoyado en el mostrador; detrás un joven que oficiaba de camarero. «Veníamos a comer». Y aquí vino la primera: «¿Han reservado mesa?». Miramos a nuestro alrededor para confirmar que no había nadie más que nosotros y contestamos con un no sorprendido y extrañado. Tras consultar por un interfono, el camarero nos franqueó el paso al piso superior. Habíamos superado la prueba.
Vista de uno de los comedores de Al son del indianoSaludamos a los comensales de la única mesa que estaba ocupada y tomamos posesión de nuestro asiento. Bueno, y ahora a comer. «En aquella pizarra tienen nuestras especialidades; a la izquierda, los primeros; a la derecha, los segundos». En éstas estábamos cuando aparece el locuaz  Paulino Lorences, todo bonhomía e ilustración: «Lo único que no tengo es el Paté de foie, porque con la nieve no han podido subir los camiones que nos suministran». De aquella disfrutamos de un sorprendente Pastel de ortigas y de un delicioso Bacalao a la asturiana. A los postres (todavía nos acordamos de uno elaborado a base de chocolate), Paulino nos deleitó con su fluido y acerado verbo. Nos habló de la historia del local: un edificio construido a finales del siglo XIX para convertirse en una de las  tiendas mixtas que tanta vitalidad dieron a los núcleos rurales asturianos. Tras la construcción de los pisos superiores, se convirtió años después en fonda.  Para terminar una visita a la exposición de la planta baja; un paseo por el pueblo... ¡Ah!, por cierto, a la salida comprobamos que el local estaba completamente lleno.

Durante el regreso, coincidimos en que el recorrido mereció la pena. ¡Había que volver!

Y volvimos. Volvimos varias veces y fuimos testigos de los cambios. Se efectuaron algunas reformas en el local. La planta baja cobró nueva vida y el remozado bar se vio complementado con una confortable sala y una tentadora terraza.

Al son del indiano, vista del bar Al son del indiano, vista del interior Las modificaciones también llegaron a la carta. El Bacalao a la asturiana («más salado que el que se come por ahí, porque sólo se lo tiene en remojo veinticuatro horas») se transformó en Bacalao confitado al aroma de ajo y manitas de cerdo guisadas; el Pastel de ortigas dejó paso a unas Croquetas líquidas de ortigas con queso de cabra y reducción de remolacha... Paulino Lorences había cedido el timón, la gestión del día a día,  a  quien le había acompañado desde los inicios del proyecto: Luis Rubio, un apasionado de los pucheros que tan pronto está transmitiendo sus saberes a quienes quieren progresar en esto de la cocina, como participando en debates y congresos, o divulgando sus recetas en alguna que otra emisora de radio o cadena de televisión.

La oferta se fue completando poco a poco: Menú del día, Menú fin de semana, Menú degustación... La  carta, sin perder la línea de la casa que desde los inicios ha apostado por una visión creativa de la cocina clásica,  fueron prendiendo nuevas propuestas: Pechuga de pato con plátano, canela y trufa de foie, Bocadito de hojaldre con cebolla confitada, trucha de Barganeiro, afuega´l pitu roxu y caramelo de sidra, Repollo relleno de carne guisada con su salsa y puerro crujiente, Rape en dos cocciones con costra de almendras sobre yogurt de albahaca, Torrija de pan de leña con salsa de vainilla y sorbete de vino especiadoun espléndido Solomillo de jabalí con puré de coliflor, y castañas salteadas con jamón (RECETA)...

Si estás pensando en pasar un buen día por el concejo, si quieres visitar la histórica villa de Salas o  si piensas recorrer el Sendero del salmón, ya sabes que en Malleza cuentas con una casa de comidas muy recomendable.   ¡Ah! Para que no os suceda lo que nos pasó en nuestra primera visita, no estaría de más que reservaras  con antelación.


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miércoles

Lagos de Saliencia

El Parque Natural de Somiedo es una de las zonas más emblemáticas del paisaje asturiano; los Lagos de Somiedo, uno de sus lugares más visitados: cinco lagos (La Cueva, Cerveriz, Calabazosa, La Almagrera y Lago del Valle) de origen glaciar que se encuentran situados en dos valles con accesos diferenciados, razón por la cual, y aunque nada impide que se vean en una misma jornada, nosotros os proponemos visitarlos en dos excursiones diferentes. Toca hoy contemplar los tres que se encuentran en la comarca de Saliencia y dejaremos el Lago del Valle para otro día: no deja de ser una excusa excelente para regresar a Somiedo.

Características
  • Tipo: lineal (i./v.)
  • Dificultad: ▲▲▲▲
  • Señalización: sin pérdida
  • Distancia: unos 6 kilómetros (i./v.)
  • Duración: tres horas


Situación y distancias



Cómo llegar al punto de partida

La ruta se inicia en el alto La Farrapona (ver mapa), lugar que también es conocido como collada de Balbarán y que es zona limítrofe con el municipio leonés de San Emiliano. Para acceder al alto tomaremos la que va de Belmonte al Puerto de Somiedo (AS-227), poco después de pasar la localidad de Castro encontramos una desviación a la izquierda que se dirige a Saliencia (en la foto), desde donde tomaremos una pista asfaltada que nos conducirá a nuestro destino.


Una vez en el alto, encontraremos un panel con información de la ruta. Tomaremos la senda que desciende en dirección oeste. Tras recorrer algo más de un kilómetro llegaremos al lago de La Cueva, donde podremos observar los restos de lo que fue una antigua explotación de hierro.

Seguimos por lo que fue la pista de la mina Santa Rita con una fuerte subida hasta una loma que separa éste de los otros dos lagos. Llaneamos un trecho, pasamos junto a una pequeña laguna que se suele secar en verano y que no aparece señalizada en los mapas como tal y llegamos al lago Cerveiriz. Bordeándolo nos dirigimos a un pequeño collado que nos conduce al lago Calabazosa, el más grande de todos.



Desde aquí iniciamos el camino de vuelta, para lo cual debemos bordear este último lago hasta alcanzar la loma que lo separa del lago de la Cueva, el primero que visitamos. Una vez llegados aquí, no queda más que tomar el sendero que nos llevará hasta el Alto de la Farrapona.

No debemos olvidar que nos queda pendiente otra visita para disfrutar del Lago del Valle, el quinto de los denominados Lagos de Somiedo.

martes

De La Ferrería a Sabugo: un paseo por el Avilés medieval

Avilés, plaza del AyuntamientoA fines del siglo XI la villa avilesina obtiene su carta de naturaleza. La concesión en fecha tan temprana de un código normativo a sus habitantes (Fuero de Avilés, 1085), parece que tiene mucho que ver con su privilegiada situación, muy apropiada para proteger a las naves de los embates del Cantábrico. A partir de entonces la villa crece gracias a su puerto, al tráfico marítimo y a la pesca. Comenzaremos este paseo por el Avilés medieval en la plaza de España, a los pies de su Ayuntamiento. A la derecha del edificio, que nos recuerda mucho a las consistoriales ovetenses, se encuentra la calle de La Ferrería, la más antigua de la época medieval que se conserva.

Nada más asomarnos a ella ya percibimos el poso de historia que aportan los blasones que lucen sus edificios.


Avilés, palacio de Valdecarzana

A los pocos metros, en la margen izquierda se alza imponente el palacio de Valdecarzana, la edificación civil más antigua que se conserva en la villa. Del primitivo edificio, construido en el siglo XIV, sólo nos queda su fachada, testimonio más que suficiente para hacernos una idea tanto de su estructura como de la función para la que fue diseñado.

Consta de dos pisos bien diferenciados entre sí. Las dos grandes portaladas del inferior apuntan hacia un uso comercial mientras que las cuatro ventanas ajimezadas del superior son más propias de un local destinado a la habitación familiar de los propietarios. Además de la belleza del edificio, esta fachada es una muestra viva de la creciente pujanza comercial que alcanza la villa avilesina a finales de la Edad Media.

Avilés, iglesia de los Franciscanos, fachada
Prosigamos nuestro caminar por la calle de La Ferrería hasta que, ya al final, desemboca en la plaza de Carlos Lobo: a nuestra derecha se alza la iglesia de los Padres Franciscanos, un edificio construido a finales del siglo XII que ha sufrido diversas ampliaciones y reformas. Así, a la primitiva iglesia de una nave se le fueron añadiendo varias capillas laterales; en el siglo XVII la primitiva techumbre de madera fue sustituida por bóvedas en el cuerpo de la iglesia y en la capilla mayor... Hay que destacar que cerca del altar se encuentra el nicho sepulcral de Pedro Menéndez de Avilés, Adelantado de La Florida.

A destacar la portada del templo que conserva en buena parte su traza original, con tres arquivoltas (la interior más deteriorada, la intermedia presenta diversos relieves en rombos; la externa decorada en zig-zag) cubiertas por un tejaroz sustentado por canecillos.

Mayor interés arquitectónico tiene la capilla de los Alas, originariamente exenta y hoy adosada a la fachada norte de la iglesia. Construida a mediados del siglo XIV por encargo de Pedro Juan, un burgués enriquecido que quiere para sí y los suyos un privilegiado enterramiento, está considerada como un buen ejemplo de la transición del románico al gótico.

Avilés, capilla de los Alas Avilés, capilla de los Alas


















En este mismo lugar, en la plaza de Carlos Lobo, donde se levanta la iglesia y la capilla, se encontraba la «Puerta de la mar» zona de paso que comunicaba el recinto amurallado con una zona del puerto que hoy ocupa la calle La Muralla.
Avilés, calle Bances Candamo


Pues bien, salgamos. Bordeando por la izquierda el parque del Muelle llegaremos a la calle Pedro Menéndez; giremos a la derecha por la segunda calle, la de Bances Candamo. Al final de la pequeña subida habremos llegado a la plaza del Carbayo, corazón de Sabugo, el poblado de pescadores situado extramuros del Avilés medieval. Presidiendo la plaza, la iglesia de Sabugo, de mediados del siglo XIII.




Tiene una sola nave apuntada con tres tramos, rematada en cabecera cuadrada; la portada presenta similitudes con la de la iglesia de los franciscanos.


Avilés, iglesia de Sabugo, portada Avilés, iglesia de Sabugo

Y aquí damos por terminado este recorrido por el Avilés medieval o, mejor dicho, por Avilés y Sabugo que por entonces estaban bien diferenciados.

Después del paseo habrá quien prefiera callejear por los alrededores de la plaza; otros, en cambio, sucumbirán a la tentación de sentarse en una de las terrazas y, a la vera de la vieja iglesia, reponer los líquidos perdidos en la caminata.


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lunes

Vino de la tierra de Cangas

Es tal la simbiosis que muchos establecen entre «Asturias» y «sidra» que no nos extrañaría que a más de uno le sorprendiera leer que en esta región, la de la sidra, también se produce vino. Un vino que desde el año 2001 cuenta con protección oficial, primero bajo la denominación de Vino de la tierra de Cangas, y desde 2008-09 con la de Vino de Calidad de Cangas.

El viñedo de esta denominación se encuentra situado en los concejos de Allande, Cangas del Narcea, Degaña, Grandas de Salime, Ibias, Illano y Pesoz; una zona en la que la producción vitivinícola cuenta con varios siglos de historia, pues hay constancia que la sitúa en el siglo IX, por más que la verdadera expansión del cultivo no se produzca hasta unas décadas después, cuando a principios del siglo X se funde el monasterio de Corias.













A finales del XIX —superada la crisis de la filoxera— los vinos de Cangas gozaban de una buena reputación como lo atestiguan los diversos premios nacionales e internacionales cosechados por entonces. Sin embargo, a lo largo del siglo XX su importancia fue decayendo como consecuencia, entre otras razones, del abandono progresivo de los campos protagonizado por buena parte de su población que buscó acomodo en otras zonas del país en busca de mejores condiciones de vida. No será hasta los últimos años del pasado siglo cuando se rompa la tendencia: se reacondiciona el terreno, se realizan nuevas plantaciones, se agrupan los productores y se inicia el proceso para lograr la Indicación Geográfica Protegida, meta que conseguirá en el año 2001.

Actualmente son poco más de cien hectáreas de viñedo que producen un vino muy peculiar, lo cual no es de extrañar dadas las condiciones de suelo y de clima en las que crecen las uvas de las variedades Albarín Negro, Verdejo tinto, Carrasquín tinto o Albarín blanco.



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Olla de San Vicente

Cangas de Onís, Olla de San VicentePara disfrutar de un paisaje maravilloso no es imprescindible trepar hasta lo alto de una cumbre. A veces, la Naturaleza nos facilita las cosas de tal manera que nadie puede negarse. La ruta que os proponemos es fácil, sin grandes desniveles, apta para todas las edades, y no por eso deja de ser tan atractiva y bella como pueden ser otras mucho más exigentes.

Nuestro objetivo es el río Dobra; siguiendo su curso en una agradable caminata nos encontraremos, aguas arriba, con la Olla de San Vicente, un paraje natural que sorprenderá a más de uno. El río, las rocas, la vegetación y los torrentes enmarcan un idílico escenario en el que algunos, si el tiempo lo permite, podrán darse un baño paradisiaco en las aguas de este embalse natural, de un inusual verde esmeralda.


Características
  • Tipo: lineal (ida y vuelta)
  • Dificultad: ▲▲▲▲▲
  • Señalización: no tiene pérdida
  • Distancia: algo menos de siete kilómetros
  • Duración: alrededor de dos horas y media

Situación y distancias



Distancias por carretera Cangas de Onís, capital del concejo del mismo nombre


Cangas de Onís, situación y distancias
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Cómo llegar al punto de partida


Desde la localidad de Cangas de Onís tomaremos la carretera que lleva al Puerto del Pontón. Pasados unos seis kilómetros llegaremos a Tornín, en cuyas proximidades el Dobra vierte sus aguas al río Sella. Pues bien, pasado el pueblo encontraremos a la izquierda un bar, donde dejaremos el coche, pues allí cerca comienza la ruta (ver mapa).
El itinerario no tiene pérdida, pues no hay desviaciones. A unos doscientos metros de su incio nos encontramos con un puente, Puente Dobra, que según todos los indicios es de época medieval.

Cangas de Onís, Puente Dobra

El camino, perfectamente trazado, sigue por las cercanías del río Dobra. Llegamos a una pequeña llanura donde encontramos unas cabañas.

Cangas de Onís, sendero a la Olla de San Vicente Cangas de Onís, sendero a la Olla de San Vicente











Poco más adelante la ruta se estrecha. Caminamos ahora por una senda marcada en la roca caliza a la orilla del río, que no tarda en obsequiarnos con unas preciosas cascadas. Tras un bosquecillo de avellanos y alisos que oscurece el camino, se abre la explanada que alberga las cristalinas aguas de la Olla  de San Vicente.

Ya podemos disfrutar.


Cangas de Onís, Olla de San Vicente Cangas de Onís, Olla de San Vicente

Cangas de Onís, Olla de San Vicente Cangas de Onís, Olla de San Vicente

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Algunas cosas más  del concejo de Cangas de Onís

Cangas de Onís, Covadonga
Covadonga
Cangas de Onís, vega de Orandi
Vega de Orandi





Cangas de Onís, Casa Manuela
Casa Manuela
Cangas de Onís, Corao
Corao, la nueva patria del alemán




Cangas de Onís
Cangas de Onís, puerta de acceso a Picos
Cangas de Onís, Santa Eulalia de Abamia
Santa Eulalia de Abamia
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