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Bosque de Moal: en los confines de Muniellos

En el suroccidente de Asturias, en el territorio de los concejos de Cangas del Narcea e Ibias se encuentra el mayor robledal de España y uno de los mejor conservados de Europa: el bosque de Muniellos.

Se trata de un auténtico santuario de la naturaleza, en cuyo interior se atesora una gran riqueza biológica. En  sus cerca de 6.000 hectáreas de superficie podemos encontrar numerosas comunidades vegetales que crecen a la sombra del roble albar (el árbol dominante),  roble común, abedul, haya, acebo, tejo, fresno o el arce. En cuanto a la fauna, son más de cien las especies de vertebrados que allí habitan, destacando el lobo, el oso o el urogallo; sin olvidarnos de zorros, jabalís y corzos.

Por si no bastara con la riqueza de su flora y su fauna, el agua es otro de los protagonistas destacados de Muniellos. Agua proveniente de los numerosos arroyos que se dibujan ladera abajo dan forma al río Tablizas (o Muniellos) que atraviesa todo el bosque; agua embalsada en las lagunas glaciares del Pico de la Candanosa. Agua, abundante agua de lluvia que riega el monte con generosidad. Agua de nieve almacenada en las alturas invernales.

Un espacio de singular riqueza que, por diversas circunstancias históricas y por su situación geográfica, fue capaz de llegar hasta nosotros en tan buen estado de conservación que, mediado el siglo XX, no faltaron argumentos para quienes reclamaban públicamente medidas de protección. En 1973 fue adquirido por el extinto Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA); en 1982 fue declarado Reserva Biológica Nacional, con un régimen de especial protección; en 2000, obtuvo la declaración  de Reserva de la Biosfera, por parte de la UNESCO.

Como quiera que los responsables de la Reserva Integral de Muniellos han establecido unas restrictivas medidas de acceso y el cupo de veinte visitantes por día se suele cubrir con mucho tiempo de antelación, son muchos los que ni siquiera lo intentan y se quedan sin poder gozar de todos los encantos que atesora. Pues bien, que sepan todos ellos que existe otra opción para disfrutar  de este paradisíaco escenario caminando por un sendero situado en los aledaños de la Reserva y que discurre por un robledal similar al de Muniellos. 

Características
  • Tipo: circular
  • Dificultad: ▲▲▲
  • Itinerario: Moal - Mirador de Montecín - Collado de Munco - Moal
  • Señalización: buena
  • Sendero homologado: P.R. AS-132
  • Desnivel: unos 400 metros. 
  • Distancia: 11 kilómetros
  • Duración: de tres y media a cuatro horas

Situación y distancias


Distancias por carretera a Cangas del Narcea, capital del concejo del mismo nombre


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Cómo llegar al punto de partida

La ruta se inicia en la localidad de Moal, a la cual podemos acceder desde la capital del concejo tras recorrer unos 20 kilómetros. Para ello debemos tomar  la carretera AS-15 en  dirección al Puerto de Cerredo y después de  unos diecisiete kilómetros, en Ventanueva, girar a la derecha, en una desviación señalizada, para seguir por la AS-348,  que nos conduce a nuestro destino.

Nada más llegar podemos dejar el vehículo (ver mapa). Poco después encontraremos un panel con información sobre la ruta. 

  Tomamos la calle que se abre ante nosotros, atravesando el bien cuidado caserío hasta llegar a la ermita, donde giraremos a la izquierda para cruzar el puente que se alza sobre el río Muniellos. 

Tras pasar a la otra orilla, el camino se adentra en el  frondoso túnel que conforman avellanos y castaños. A nuestra derecha el persistente rumor nos advierte de la presencia del cercano río. De claro en claro, observamos el verde tapiz de las praderías. Llegamos a una bifurcación señalizada: tomamos el camino de la derecha que conduce al Mirador de Montecín; el de la izquierda, cubierto de agua, será por el que  retornaremos.












A vueltas con lo que acabamos de ver, pensando en el agua que inundaba el tramo final del camino, por donde habremos de regresar, continuamos la ascensión. No tardamos en divisar un cortín, esa construcción circular de piedras que, como hemos contado en alguna otra ocasión, tiene por finalidad la de proteger las colmenas del goloso ataque de los osos.

Bajo el frondoso manto verde del robledal, el camino sigue ascendiendo a la orilla de un sonoro arroyo. Nos acompañará durante un buen trecho y lo cruzaremos en más de una ocasión por rústicos puentes de madera.

Seguimos subiendo. En realidad, todo lo que llevamos de andadura ha sido en ascenso, ligero sí, pero continuado. El camino se hace ahora más empinado. Estamos a unos mil metros de altitud. Y se nota: a medida que hemos ido ganando altura el bosque va mudando su aspecto. Las hayas parecen haberse adueñado del paisaje.

Salimos del hayedo y accedemos a un balcón tapizado de brezo desde el que podemos contemplar la espesura del bosque del que acabamos de salir.

En el alto de Montecín encontramos un desvío señalizado. El sendero de la izquierda nos conduce al mirador, al que algunos han dado en llamar «El balcón de Muniellos», desde donde podremos disfrutar de una inmejorable panorámica de los pueblos de Oballo y Moal, y de una parte de la Reserva Integral de Muniellos.

Abandonamos la balconada y nos dirigimos hacia el lugar en el cual nos habíamos desviado del camino principal. Lo que seguiría ahora sería continuar hacia el collado de Munco, tal como teníamos previsto. No obstante, ahora que conocemos el recorrido, creemos que es buen momento para pensar qué hacer. Veréis: el camino hasta el collado es muy agradable y se realiza por buen sendero, pero el tramo que allí comienza y conduce hasta Moal es estrecho, sinuoso y  tiene un fuerte desnivel. Si ha llovido y el suelo está húmedo, no es aconsejable bajar por aquí; lo más prudente es que desde el mirador de Montecín retornéis por el mismo camino de la ida y así lo disfrutaréis dos veces y sin sobresaltos.

No obstante, quienes, a pesar de los consejos, decidan seguir adelante, que sepan que la bajada hacia el collado discurre por un precioso hayedo que sombrea un ancho camino.

Y llegamos al collado, y llegamos al momento en que hay que iniciar el descenso.


Si hasta aquí habéis llegado ya sabéis: todo para abajo. Cuando la pendiente se suavice estaremos cerca de las praderías de Moal. Al poco tiempo nos toparemos con un tramo en el que compartiremos el camino con las aguas que descienden de las alturas. Llegamos al cruce que vimos a la ida. Giramos a la derecha en dirección a Moal, «la puerta de Muniellos»...

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Cangas del Narcea, una villa entre dos ríos
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