martes

Para disfrutar de las montañas del Paraíso

Recorriendo las montañas de AsturiasParece existir coincidencia en señalar la riqueza paisajística de Asturias como uno de sus principales atractivos, de ahí seguramente el éxito del ya clásico «Asturias paraíso natural». Sin remontarnos muy allá en el tiempo, ahí tenemos a Roberto Frasinelli, el Alemán de Corao, el cual, encandilado por la Montaña de Covadonga, desarrolló en la zona una intensa actividad montañera; o al conde de Saint- Saud y a Paul Labrouche, alpinistas franceses que a finales del XIX recorrieron los Picos de Europa de punta a punta, siendo los primeros en subir a alguna de sus cumbres más renombradas. Fue precisamente el temor a que sucediera lo mismo con el Urriellu, lo que impulsó a Pedro Pidal a acelerar sus planes, coronando, en compañía de Gregorio Pérez, el Cainejo, la mítica cima en el verano de 1904. Dos años después será el alpinista alemán Gustav Schulze quien lo consiga. A partir de entonces, el número de quienes intentan emular las hazañas de estos pioneros irá en progresivo aumento y ello será posible gracias a dos factores principales: por un lado, la implantación de la jornada de descanso obligatorio y, por otro, la creciente divulgación del naciente deporte que se realiza desde las páginas de periódicos y revistas.

Recorriendo las montañas de Asturias
En efecto, a lo largo de las dos primeras décadas del siglo XX vamos a asistir al inicio de un irrefrenable proceso de popularización del montañismo que, por lo que respecta a Asturias, ha llegado a alcanzar unas cotas inimaginables por entonces no solo en el aspecto estrictamente deportivo, sino también en el económico, pues a nadie se le escapa que la montaña asturiana se ha convertido en uno de los principales atractivos del turismo regional. Algunas de nuestras rutas más emblemáticas, algunas de nuestras montañas más conocidas, y aún otras no tan conocidas, se encuentran hoy transitadas por numerosos visitantes atraídos por una oferta turística ligada a las actividades desarrolladas en el medio natural.

Recorriendo las montañas de AsturiasCreemos que no hace falta buscar muchas explicaciones para afirmar que el libro de montaña ha jugado un proceso muy importante en este proceso de popularización del montañismo. Y libros sobre las montañas de Asturias hay; y muy buenos. Algunos son ya clásicos, como 50 Excursiones selectas de la Montaña Asturiana, de José Luis Somoano y Erik Pérez, habitual en las mochilas de muchos montañeros. Otros, como el que os presentamos hoy aquí, una verdadera joya. Se trata de Recorriendo las montañas de Asturias, de Lorenzo Sánchez Velázquez.

Recorriendo las montañas de Asturias
¿Qué tiene este libro de especial? Basta con observar las imágenes que acompañan al texto para apreciar su cualidad más importante: las 196 fotografías panorámicas que se incluyen llevan superpuesto el nombre de los montes, valles, pueblos y demás accidentes geográficos que se divisan desde la cima de cada una de las montañas, para que el disfrute de las vistas sea mucho más completo.

Pero si el libro ya merecería la pena por las fotografías, además incluye toda la información necesaria para realizar cada una de las rutas propuestas, pues incluye datos de alturas, desniveles, perfiles, itinerarios, duración y dificultad, obtenidos mediante GPS y altímetro.





Segundo tomo

En enero de 2010 se publicó la primera parte, que incluía 40 rutas repartidas por toda la geografía asturiana dentro de los parques naturales regionales y del Parque nacional. Recorriendo las montañas de Asturias II completa el anterior con montañas emblemáticas que, por uno u otro motivo, no tuvieron cabida en el primero. Señalar que las grandes cimas de los parques naturales de Redes y Ponga se describen en sus páginas. Así, en Redes, encontraremos los picos Retriñón, Torres, Cantu l´Osu, Maciédome (Pandona), Tiatordos y Remelende; mientras que en Ponga están Peña Salón y la famosa pareja de Ten y Pileñes, entre otros.

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sábado

Queso Gamonéu: de la majada a la cueva

queso gamoneuLa climatología explica —en buena medida— el tipo de poblamiento disperso característico de la Asturias tradicional: la casería se construye al lado mismo de las tierras de cultivo para evitar los desplazamientos por unas caleyas que la lluvia y la nieve suele dejar intransitables. El invierno era tiempo de reclusión y autoabastecimiento. Al llegar las luces primaverales los pastores comienzan los preparativos para llevar vacas, caballos, ovejas y cabras a las verdes majadas salpicadas por cabañas dispersas y alguna que otra frondosa sombra.

En la soledad de la montaña, los pastores se afanan cada día en seguir fielmente el ritual de la leche: ordeño por la mañana, ordeño por la tarde, colado, mezclado y reposo, adición del cuajo, eliminación del suero, moldeado de la cuajada...
queso gamoneu, logo de la denominación de origen
Con ligeras variantes, con ligeros matices, en cada majada asturiana se repite el proceso y la rica leche de los verdes pastos se convierte, tras la oportuna maduración, en un queso parecido a otros y a la vez irrepetible: Cabrales, Beyos, Casín... Gamonéu, producido de forma artesanal por los pastores de los concejos de Onís y de Cangas de Onís.
Desde el año 2003 un Consejo Regulador garantiza que las piezas que llevan la etiqueta de la Denominación de Origen Protegida se han elaborado siguiendo las prácticas tradicionales de elaboración.

Aunque podemos encontrar alguna diferencia, que luego veremos, el Gamonéu es un queso graso, elaborado con leche de oveja, cabra y vaca, ligeramente ahumado.
Es blanco o blanco-amarillento con afloraciones verde-azuladas de Penicillium en el borde. En su corteza presenta un color siena tostado por efecto del ahumado.

queso gamoneu, corte de una pieza
La Denominación de Origen avala dos variedades: Gamonéu del Puerto y Gamonéu del Valle. La primera se elabora estacionalmente —de junio a septiembre— en cabañas de los Picos de Europa y es más difícil de conseguir por su limitada producción. La segunda se elabora en las zonas bajas de los dos concejos y se produce todo el año. Actualmente existen queserías en Cangas de Onís, Corao, Igena, Labra (concejo de Cangas de Onís); y Benia, La Robellada, Avín (concejo de Onís).


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OTROS ENLACES REFERIDOS A GASTRONOMÍA



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Una enamorada de Asturias

Parque de El Rinconín, escultura Solidaridad, al fondo casa de Rosario de AcuñaQuienes decidan prolongar su paseo más allá del gijonés Muro de San Lorenzo se encontrarán, casi sin darse cuenta, caminando al borde de los acantilados por una senda que les conducirá hasta el parque de la Providencia.

Tras recorrer unos centenares de metros llegamos a las inmediaciones de la que en su día fue la residencia de una enamorada de Asturias: Rosario de Acuña y Villanueva, una madrileña nacida el primer día del mes de noviembre de 1850 (y no un año después, como por error se señala en la placa que allí mandó instalar el Ayuntamiento de la ciudad), que quiso vivir y morir en una tierra que había empezado a conocer y a querer en su juventud, cuando hasta aquí llegaba para que sus malheridos ojos recibieran la salutífera caricia de la brisa marina. Gijón, casa de Rosario de Acuña, placaLuego volvió muchas veces para recorrerla de oeste a este y de norte a sur, a lomos de un caballo o a pie. En 1909 se instala en El Cervigón, en esta casa sobre el acantilado, y aquí vivirá hasta su muerte ocurrida el 5 de mayo de 1923 (para conocer más sobre la vida y obra de esta mujer enamorada de Asturias, pulsa aquí).

Hacia 1915, contando ya con sesenta y cinco años, realizó un viaje que partiendo de Gijón la llevó a recorrer buena parte del occidente de la región (con los actuales trazados podemos calcular que recorrió unos cuatrocientos kilómetros... ¡caminando!).

«Mi última expedición fue salir de aquí a pie y, por la costa, contorneándola, llegar a Ribadeo; subir a Villaodrid, trasmontar la sierra Bobia y entrar en los Oscos… ¡Qué Oscos! ¡Qué riqueza de tierra! ¡Hace un siglo se fundía el hierro de sus minas con leña de roble; es decir, había bosques tan seculares y espléndidos como pueden ser los de los trópicos; hoy casi todos los Oscos son un desierto; pero sus brezales soberbios, sus aliagas gigantescas, sus praderías de verde esmeralda, están diciéndoles a los hombres: ¿Qué hacéis, que no utilizáis los tesoros de mi fecundidad? Si los Oscos se cultivasen intensamente, si se replantasen sus bosques, antes de veinte años toda aquella región sería un río de oro…

grabado de Rosario de Acuña»Por las sierras de Salime, bajando y subiendo aquellas agrias cuestas, donde medí un castaño que tenía once metros de circunferencia a la mitad de su tronco, ascendí la sierra de Rañadoiro, el fantástico cordal que permitía, sin vadear su río, llevar el oro de sus minas por la cumbre hasta los puertos de Navia y Luarca, labor que hicieron, primero los romanos, después, los árabes: ¡Bien se conoce en las escondidas aldeas de la región la influencia legendaria de aquellos pueblos!, por todas partes se habla de ninfas, odaliscas, dueñas de un poder soberano, repartidoras de tesoros escondidos en grutas, en bosques; por todas partes se habla del encantamiento de pepitas de oro, convertidas en polvo por no obedecer o por no amar o por no ser valientes y abnegados.

»Sierra de Rañadoiro, río de oro, vega de oiro, cuesta de oiro ¿qué riquezas inexploradas guardan aquellas montañas abruptas, dislocadas por derrumbamientos ciclópeos? Aquellos regatos de agua cristalina que serpentean por cañadas inverosímiles de escabrosas, ¿de dónde arrancan sus arenas de oro que esmaltan el lecho del Sil como constelaciones descubridoras de los tesoros que encierran los cordales del macizo de Fonsagrada, del nudo montañoso, abruptísimo, que forma por un lado los Oscos y por el otro lado El Bierzo?

»Por Grandas de Salime salí a Tineo, atravesando el puerto del Palo, y luego, por la Espina, a Salas, Grado y aquí; unos cuantos de leguas (las tengo consignadas en mis apuntes de viaje, que no tengo a la vista).

»Leitariegos, con sus asombrosas bajadas a Caboalles, y luego toda la ribera del Sil, desde su nacimiento en el Miño, fue también recorrido por mí en otras expediciones.

»El Nalón, desde sus fuentes principales, en las heleras majestuosas de la Nalona, hasta el deslumbrante panorama de su desembocadura en el Soto del Barco. Después las altísimas cumbres de toda la cordillera cántabra. Peña Ubiña, los picos de Mampodre (2.300 metros), cuyo último y más alto bloque fue escalado Rosario de Acuña,grabadopor mí a gatas. Las Brañas, de esmeraldino y dorado heno, adonde acuden los ganados merinos de Andalucía y Extremadura. Los Picos de Europa, que dominé en Torrecerredo, El Evangelista, La Silla del Caballo, habiéndome quedado incólume el Naranco de Bulnes, por ser insuperable a mis fuerzas su escalamiento. Luego los puertos de San Isidro, Tarna, Ventaniella, haciendo noche en sus cumbres, oyendo el aullar de los lobos a pocos pasos de mi campamento; espiritualizándose mi alma en contemplaciones ultraterrenas, rodeada de aquel silencio incomparable, entre los grandes neveros, en cuya diáfana superficie se reflejaban los lejanos soles que allá, en la infinitud del espacio, me abrían la misteriosa ruta de la eternidad, toda ella llena de promesas de Justicia y Amor, aquí abajo imposibles, como el aullar de las carniceras fieras me lo avisaba.»


                 ASTURIAS
Altas cumbres abruptas, coronadas
por el cendal de inmaculada nieve;
prados cercados de florida sebe;
maizales, viñedos, pomaradas.

Tupidísimas selvas intrincadas
donde el sol ni a penetrar se atreve;
regatos limpios de corriente leve
y ríos que descienden en cascadas.

¿Quién podrá descifrar tanta belleza
que Asturias toda guarda en sus rincones?
¡Cuando el hombre se libre de locuras

y odie al odio, y encauce las pasiones,
podrá vivir la vida de venturas
que ofrece una región con tales dones!

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(Pulsa aquí, si deseas conocer algo más de la vida y obra de doña Rosario de Acuña y Villanueva).

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lunes

Caminando por la ribera del Nalón: de Pravia a Santianes


Además de las sendas litorales, también se van recuperando algunas de las veredas de los ríos asturianos para el uso y disfrute de quienes deseen caminar en compañía del melódico discurrir del agua. Entre las sendas que en los últimos tiempos se han acondicionado se encuentra la que hoy os presentamos, que acompaña al Nalón desde Pravia hasta Santianes.






Características

  • Itinerario: Pravia- Santianes- Pravia
  • Sendero homologado: Sí (PR- AS 219)
  • Dificultad: ▲▲▲▲▲
  • Señalización: buena
  • Distancia: 8 kilómetros
  • Desnivel: 60 metros
  • Duración aproximada: dos horas (una  en cada sentido)


Situación y distancias


Pulsar en la imagen para aumenar su tamaño


Cómo llegar al punto de partida

La ruta se inicia en las inmediaciones del polígono industrial Salcedo (poco antes de llegar a la capital del concejo si lo hacemos desde Muros del Nalón), donde encontraremos un panel indicativo y espacio para dejar el vehículo.


Los primeros metros discurren por territorio urbanizado, entre naves industriales. Poco a poco la villa va desapareciendo a nuestra izquierda a medida que nos adentramos en un paisaje frondoso. Tras cruzar el pequeño puente que se alza sobre el río Aranguín, llegaremos a la ribera izquierda del Nalón que ya no abandonaremos hasta llegar a las inmediaciones de Santianes.


A nuestra izquierda, fértiles tierras de labor; a nuestra derecha, las aguas de media Asturias que, provocando cierto estruendo, corren veloces a su encuentro con el mar. Unas veces manso; otras, como en la última ocasión que lo visitamos, con furia capaz de engullirse parte del sendero.


Tras una hora escasa de agradable paseo llegamos a Santianes. Y una vez aquí resulta obligado visitar la iglesia de San Juan Evangelista, uno de los monumentos del Prerrománico Asturiano. El templo, edificado en tiempos del rey Silo con la intención de albergar el panteón real, fue reformado en varias ocasiones. En los años setenta del pasado siglo se llevó a cabo una amplia restauración con el objetivo de que recuperara su aspecto primitivo.


Tenemos que atravesar el pueblo en dirección a la estación de FEVE. Al llegar a un cruce con indicadores, seguiremos carretera arriba. Unos centenares de metros más allá nos encontramos con la iglesia prerrománica. Para visitar el interior es necesario pasarse por el Museo del Perrománico que se encuentra en las inmediaciones, en lo que fuera la Casa Rectoral.


Claro está que la visita a Santianes no debería limitarse a la iglesia de San Juan. Antes de iniciar el regreso a Pravia, que realizaremos por el mismo sendero, a la orilla del Nalón, haríamos bien en recorrer pausadamente las calles de esta localidad praviana, donde encontraremos algunas edificaciones de interés, como el palacio de Salas.
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jueves

Parrilla Sidrería Gaucho Fierro


Al llegar a Granda, un cartel situado al borde de la antigua carretera que partiendo de Oviedo se dirigía a Santander nos anuncia que estamos llegando a nuestro destino. Doscientos metros más allá respiramos aliviados al comprobar que, aquí sí, podemos dejar sin problemas nuestro coche en el amplio aparcamiento con que cuenta este establecimiento abierto en el año 1974. La fecha tiene su importancia porque otorga a esta casa el honor de ser una de las primeras en Asturias —si es que no es la primera— en dedicarse a asar las carnes sobre rejas de hierro. Su historia no es única, conocemos otros casos parecidos: retornados a su tierra de origen tras pasar unos años en lugares (en su caso Uruguay) donde saben utilizar las brasas para sacarle a la carne su mejor sabor, deciden abrir una parrilla. La apuesta tuvo éxito; la propuesta contó con una excelente acogida desde el principio, hasta tal punto que lo que empezó siendo un establecimiento sin muchas pretensiones se ha convertido en un amplio espacio hostelero que, treinta y seis años después, goza de merecida fama en la gastronomía asturiana.





Parrilla Sidrería Gaucho Fierro
Granda (Siero)
Teléfono: 985 792 735



Después de todo lo dicho no debe de extrañar que las carnes ocupen un lugar destacado en su oferta: pollo, cerdo, cordero o buey; frito, al horno o a la parrilla; con chimichurri o al Cabrales. No hay más que leer para hacernos una idea: Medallones de solomillo de cerdo al Pedro Ximénez, Churrasquitos de buey, Solomillo de buey al foie de oca, Secreto de cerdo ibérico... Todo ello sin olvidarnos de la Parrillada de carnes o el Entrecot de buey.

Si lo que queremos es compartir unas raciones acompañadas de buena sidra, tampoco nos podremos quejar, pues en la carta encontramos desde Croquetas caseras, Fritos de pixin, Mejillones a la marinera o Chipirones a la sidra.


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OTROS ENLACES REFERIDOS A GASTRONOMÍA


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lunes

Oviedo, un museo al aire libre (III): esculturas en el casco antiguo

Tras los dos recorridos anteriores, realizados por el centro urbano y el parque de San Francisco, llega ahora el turno a las esculturas que se encuentran en el casco histórico ovetense.

El paseo que hoy os proponemos se inicia en la plaza de Alfonso II el Casto, a los pies de la catedral, para proseguir por la calle La Rúa, Cimadevilla, la plaza del Ayuntamiento, la del Fontán, El Campillín, Calle del Carpio, plaza de Trascorrales, calle Mon, Canóniga, Corrada del Obispo, calle San Vicente, Azcárraga, Gascona y Águila, para terminar en la plaza de la catedral.






1.
«La Regenta»

Autor: Mauro Álvarez Fernández (Oviedo, 1945)

Instalación: 1997

Ubicación: Plaza Alfonso II el Casto (frente a la catedral)

Material: Bronce








2. «Vendedoras del Fontán»

Autor: Amado González Hevia, Favila (Grado, 1954)

Instalación: 1996

Ubicación: Plaza de Daoíz y Velarde

Material: Bronce







3. «Monumento a Campomanes»

Autor: Amado González Hevia, Favila (Grado, 1954)

Instalación: 2003

Ubicación: calle Campomanes

Material: Bronce y silicio








4. «Monumento a Ramón Pérez de Ayala»

Autor: José Antonio Nava Iglesias (Oviedo, 1951)

Instalación: 1980

Ubicación: El Campillín

Material: Piedra y bronce





5.
«60º Congreso A.I.P.S. y José Miguel Cano»

Autor: Rafael Urrusti (Oviedo, 1922-2000)

Instalación: 1997, para conmemorar la celebración en la ciudad del Congreso de la Asociación Internacional de Prensa Deportiva. La obra está dedicada a la memoria de José Miguel Cano, periodista deportivo de Radio Asturias (Cadena SER) fallecido el año anterior.

Ubicación: El Campillín








6.
«Pescadera»

Autor: Sebastián Miranda (Oviedo, 1885-Madrid, 1975)

Instalación: 2005.

Ubicación: Plaza Trascorrales.

Material: Bronce





7. «El vendedor de pescado»

Autor: José Antonio García Prieto, Llonguera (Llonguera, Castrillón, 1950)

Instalación: 1996

Ubicación: Plaza Trascorrales.

Material: Bronce





8.
«La lechera»

Autor: Manuel García Linares (Navelgas, Tineo, 1943)

Instalación: 1996

Ubicación: Plaza Trascorrales.

Material: Bronce








9. «Monumento a fray Benito Feijoo»

Autor: Gerardo Zaragoza (Cangas de Onís, 1902- Madrid, 1985)

Instalación: 1954

Ubicación: plaza Feijoo

Material: piedra








10. «Gitana»

Autor: Sebastián Miranda (Oviedo, 1885-Madrid, 1975)

Instalación: 2005

Ubicación: calle Gascona

Material: bronce








11. «Monumento a Alfonso II»

Autor: Víctor Hevia (Oviedo, 1885-1957)

Instalación: 1942

Ubicación: calle Águila

Material: piedra



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sábado

Restaurante sidrería La Gran Taberna

La Gran Taberna, exterior

Cuando entre quienes se sentaban en los sonrosados y pétreos bancos de la plaza de Porlier no había quien conociera al señor William B. Arrensberg (ver Esculturas de Oviedo-I) ni nadie sabía nada de sus maletas, La Gran Taberna ya tenía una nutrida nómina de fieles parroquianos. Cuando el palacio del Conde de Toreno ( ver Palacios y casonas de Oviedo) albergaba los fondos de «la Biblioteca» ya había lectores que iban a comer un reconstituyente pincho a La Gran Taberna. Cuando el locutorio de Telefónica se poblaba de habladores que nada sabían de teléfonos de bolsillo, ya había tertulianos en La Gran Taberna que platicaban en torno a unas fraternales botellas de sidra. Eran otros tiempos, otro Oviedo. Vinieron luego los cambios: el celular despobló el locutorio, desaparecieron los bancos, se trasladaron aquellos libros...



logo, casa de comidas

La Gran Taberna
Plaza de Porlier, 1
Oviedo
Teléfono: 985 220 006



Se transformó la plaza de Porlier; se remodeló La Gran Taberna. Nuevo escenario para una obra centenaria: paseo, tertulia, buena sidra, buen comer.

Lo primero que encuentra el visitante al entrar es una acogedora sidrería, donde puede degustar una amplia variedad de raciones acompañadas de la bebida tradicional. He aquí algunos ejemplos: Parrocha con jamón, Picadillo casero con patatas, Hígado encebollado, Pollo al ajillo, Croquetas de jamón, Almejas a la marinera... La Gran Taberna, imagen del interiorNo faltan ni los quesos asturianos, ni los embutidos. Tampoco podemos olvidarnos de la tortilla de la casa, la Tortilla la Gran Taberna.

Para quienes prefieran otra forma de comer, arriba tienen un tranquilo y acogedor comedor donde pueden saborear con deleite unos sugerentes platos de pescado (Merluza a la sidra, Calamares en su tinta con arroz, Pixín asado en su jugo con refrito de ajo...) o de carne (Escalopines de solomillo de cerdo al queso de Cabrales, Jabalí guisado con patatinas...). En cuanto a los postres, la carta presenta algunas ofertas tentadoras. Lean sino: Tartufo de chocolate blanco con salsa de frambuesa, Milhojas de arroz con leche y trufa...

Bien. ¿Cómo os quedó el cuerpo? Pues nada. ¡A darse un homenaje!.

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OTROS ENLACES REFERIDOS A GASTRONOMÍA


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domingo

Avilés extramuros: de Galiana a Rivero

Si en un paseo anterior recorrimos una parte del Avilés medieval, os proponemos ahora salir de lo que en otro tiempo fue recinto amurallado para pasear por la zona de expansión (el denominado «Ensanche barroco») que se va a configurar al sur de las murallas a partir del siglo XVII.


Iniciaremos el recorrido, una vez más, en la plaza de España. A pocos metros del edificio donde se ubica el Ayuntamiento, cuyas obras fueron dirigidas por el maestro Juan de Estrada en 1670 siguiendo el diseño de las consistoriales ovetenses que habían sido construidas cincuenta años atrás, encontramos el palacio de Ferrera. Se trata de un edificio de estilo barroco con planta cuadrada y una sola torre que recientemente fue remodelado para convertirse en un lujoso establecimiento hotelero.



Dejando a nuestras espaldas el edificio consistorial abandonaremos la plaza por el ramal que, bordeando el inmenso jardín palaciego (en la actualidad parque de Ferrera), asciende en dirección oeste: estamos en la calle de San Francisco, denominación que alude al convento franciscano que estuvo aquí ubicado hasta que, a resultas de la desamortización de Mendizábal, a mediados del siglo XIX se convirtió en la iglesia parroquial de Santo Tomás de Bari. El edificio, que fue ampliamente reformado en el siglo XVII, conserva la portada septentrional como principal vestigio de sus trazas románicas.



Si continuamos en dirección oeste, llegaremos a Galiana: dos centenares largos de calle soportalada con pavimento de piedra y casonas con palmeras que nos hablan de una ciudad en expansión, con un comercio pujante, y de indianos retornados.












En la parte final de la calle, encontramos uno de los accesos al parque de Ferrera. Antes de entrar, no está de más que nos acerquemos hasta la capilla del Ecce Homo o Jesusín de Galiana. Se trata de una reconstrucción de finales del XIX de otra más antigua dedicada a San Roque que fue construida en la segunda mitad del diecisiete. Y ya que estamos tan cerca, resultaría imperdonable que pasáramos de largo sin detenernos a en el parque del Carbayedo.









Bueno, es hora de que entremos, por fin, en el que hasta no hace tanto era un terreno inaccesible para la mayoría: el parque de Ferrera. Se trata de una zona verde de algo más de ocho hectáreas de extensión que fue jardín del palacio del mismo nombre, propiedad de los marqueses de Ferrera hasta que fuera adquirido por el Ayuntamiento en los años setenta del pasado siglo. Tras disfrutar de este oásis emplazado en pleno centro urbano, dejaremos el parque por la puerta situada en su lado oeste y que nos conduce a Rivero, la salida natural de la villa para quienes se dirigían hacia Oviedo.


Al final de la calle, en una zona ya próxima a la plaza de España, nos encontramos con la Casa de Rodrigo García Pumarino, edificio también conocido como Palacio de Llano Ponte. Se trata de una construcción barroca, de principios del siglo XVIII, mandada edificar por el tal Rodrigo, un gozoniego que regresó enriquecido de su aventura americana, de la que sólo se conserva la fachada original, en la que observamos los pórticos tan habituales en algunas calles de la ciudad.


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Otros lugares de interés

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miércoles

Picu Pienzu

Dicen que la del Sueve es una de las más altas del mundo entre las sierras costeras, esto es, que alcanza esa destacada posición si ponemos en relación su altura y la cercanía al mar.
De esa elevada altura relativa  parecen derivarse algunas de sus otras señas de  identidad, pues en el Sueve se encuentra el mayor bosque de tejos de la Península (La Tejeda), así como el hayedo situado a menor altitud y el que está más próximo al mar   (La Biescona).
No debemos olvidarnos del asturcón, ese mítico caballo de reducido alzado,  que parece haber encontrado un futuro prometedor en los picos, laderas y majadas de esta sierra.

Si estos alicientes no fueran suficientes para acercarnos hasta el Sueve, aprovechemos esa elevada altura de la sierra para disfrutar de las excepcionales vistas que nos aguardan en  sus cotas más altas. El pico Pienzu, con sus 1159 metros de altura, se convierte en una magnífica atalaya: al norte una panorámica de la costa central y oriental; al sur, los Picos de Europa destacando sobre la línea de la cordillera.


Características
  • Tipo: ascensión
  • Itinerario: Mirador del Fito - majada de Bustacu - picu Pienzu y descenso
  • Dificultad: ▲▲▲▲▲
  • Señalización: buena
  • Distancia: 14 kilómetros
  • Desnivel: 500 metros
  • Duración aproximada: alrededor de cuatro horas y media


Situación y distancias
Pulsar en la imagen para aumentar su tamaño


Cómo llegar al punto de partida



La ruta se inicia en el mirador del Fito, en el punto más alto de la carretera que une Arriondas con Colunga (AS-260). En el lado contrario del mirador encontramos un camino ascendente (fotografía de la izquierda) que nos conduce a la cima de Piedra Redonda (623 metros). Desde allí proseguiremos por un sendero que discurre por la vertiente norte, con espléndidas vistas del litoral: en primer término la playa de la Isla; más al oeste Lastres.




Poco después el camino discurre por la vertiente meridional. Ahí al lado, Arriondas; un poco más lejos Cangas de Onís; al fondo, el macizo central de los Picos de Europa.





Transcurrida una hora más o menos de recorrido llegamos a la vega del Bustacu, una amplia pradería donde es habitual encontrar grupos de asturcones compartiendo espacio y alimento con las vacas que hasta aquí traen los ganaderos de la zona.




Desde la majada podemos observar buena parte de la ruta que nos queda por recorrer. Si hasta aquí el camino ha sido cómodo, ahora se vuelve más exigente, pues debemos ascender por un canal, empinado por momentos, pero fácil de recorrer. Tras el repecho llegamos a la majada de Mergullines, lugar desde el que algunos ya inician la ascensión. Más recomendable resulta continuar ladera arriba hasta llegar a una nueva majada (Beluenzu).



Desde aquí no queda otra cosa que, tomando como referencia la cruz que corona el Pienzu, subir zigzagueando hasta alcanzar la cumbre. No hay prisa. Si el tiempo acompaña, las vistas que nos esperan en la cima compensarán con creces el pequeño esfuerzo que nos exige este tramo final.






En ocasiones, tendremos que compartir la mismísima cumbre con algunos de los habituales del lugar...

No hay prisa. Si ya hemos disfrutado, primero con la caminata de aproximación desde el Fito, y luego con la ascensión, ahora podemos seguir haciéndolo contemplando pausadamente cada una de las miradas que nos reserva una reconfortante panorámica de trescientos sesenta grados.

El regreso suele hacerse por el mismo itinerario que seguimos a la ida. Existe también la posibilidad de bajar por La Biescona, pero en este caso debemos tener presente que el sendero finaliza unos cuatro kilómetros más abajo de donde hemos dejado el vehículo... No pasa nada, también podemos dejar la caminata por el hayedo para otra ocasión.


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