viernes

El sendero de El Cervigón

Gijón, El RinconínEl paseo marítimo que bordea el arenal de San Lorenzo tiene un gran atractivo no sólo para quienes visitan la ciudad, sino también para los propios gijoneses, que lo han convertido en lugar de encuentro y en una de las vías más transitadas. Ciertamente, muchos son los que a diario lo recorren, de un lado para otro, a pie, en patines o en bicicleta.

En realidad, esta costumbre de pasear por el Muro viene de bastante tiempo atrás. Lo novedoso resulta ver cómo hay gente que al llegar al que era su final, no da la vuelta, sino que se adentra por la senda abierta hace unos pocos años y que, bordeando el mar, llega hasta el parque de La Providencia (y de ahí, a la playa de La Ñora, en el límite con el concejo de Villaviciosa).

El sendero que hoy os presentamos es, por tanto, la parte más agreste del denominado Paseo litoral de San Lorenzo: un verdadero regalo para los sentidos situado a tan sólo unos minutos del bullicio ciudadano.


Características
  • Tipo: lineal (ida y vuelta)
  • Dificultad: ▲▲▲▲
  • Señalización: sin pérdidas
  • Distancia: 4.500 metros
  • Duración: alrededor de una hora y media (más el recomendable recorrido por el parque de La Providencia)

Situación y distancias


Distancias por carretera a Gijón, capital del concejo del mismo nombre

Gijón, situación y distancias
(Pulsa en la imagen para aumentar su tamaño)



Cómo llegar al punto de partida
Iniciamos la ruta en el parque de El Rinconín (ver mapa), que cuenta con un buen aparcamiento para quienes prefieran llegar con el coche hasta el lugar. Un indicador situado en la base de una de las farolas nos informa que nos encontramos a tres mil metros de distancia del Campo Valdés, inicio del paseo. Lo que no nos dice es que, aproximadamente esa es la misma distancia que tendremos que recorrer hasta el parque de La Providencia.

Gijón, sendero de El Cervigón, indicador
Gijón, Solidaridad











A la altura de Solidaridad, una de las esculturas situadas en la zona, el escenario empieza a cambiar y el paseo pasa a convertirse en sendero. Caminamos en dirección noroeste bordeando una privilegiada zona de acampada y dejando a nuestra izquierda la línea de edificios que se alza sobre el arenal. Tras girar por dos veces a la derecha, el camino comienza a ascender. Pasamos al lado de la que fuera la vivienda de Rosario de Acuña, una ejemplar mujer, madrileña de origen y enamorada de Asturias , que decidió pasar los últimos años de su vida en este lugar.

Gijón, sendero de El Cervigón, tramo de subida Gijón, sendero de El Cervigón, panel en la casa de Rosario de Acuña















A la vera de los muros de la que fuera su casa, aún parecen resonar aquellas palabras suyas referidas al lugar:
«Era una mañana de la primavera pasada. El cielo estaba azul, límpido; el mar enviaba a la tierra una brisa perfumada por albas frescas; algunas espumas leves contorneaban la punta del cabo de San Lorenzo, y grandes gaviotas blancas, y grandes y negros cuervos, matizaban el horizonte con rasgos de luz y de sombra. Todo era paz alrededor...»
Prosigamos. No tardando, veremos esa punta del cabo de San Lorenzo, con la playa de Peñarrubia a sus pies.

Gijón, sendero de El Cervigón, proximidades de la playa de Peñarrubia

Casi llegando a la carretera que, cruzándose con la senda, da acceso a la playa, nos encontramos el área recreativa que lleva el nombre de Joaquín Rubio Camín, un destacado artista plástico gijonés fallecido en 2007. Igual que cada una de las ocasiones anteriores, los bancos provocan la misma admiración, con el irrepetible Cantábrico como protagonista.

Gijón, sendero de El Cervigón, vista del parque de La Providencia Gijón, sendero de El Cervigón, área recreativa Joaquín Rubio Camín











Un aparcamiento, atravesamos la carretera y nos adentramos en la última parte del recorrido, un tramo ascendente con dos opciones: las exigentes escaleras o la suave pendiente asfaltada. Optemos por la que optemos, al final encontraremos la misma recompensa: un inmenso praderío asomado al mar que podemos recorrer por diferentes itinerarios.

Gijón, sendero de El Cervigón, accesos al parque de La Providencia Gijón, sendero de El Cervigón, parque de la Providencia











Sea cual sea el itinerario que sigamos y estemos todo lo abajo que estemos, no podremos resistir la tentación de subir al mirador, esa especie de navío anclado que corona el parque.

Gijón, sendero de El Cervigón, parque de la Providencia

Si el tiempo acompaña, la vista es magnífica. Tomaros todo el tiempo necesario, pero, al final habrá que regresar. Quien no quiera bajar por el mismo lugar por el que hemos subido, puede salir a la búsqueda del asfalto, acercarse hasta la ermita de La Providencia y descender por la acera que bordea la descendente carretera que conduce hasta el puente del Piles. Las vistas que se pueden contemplar desde el camino, quizás compensen la distancia suplementaria.

Gijón, Universidad Laboral

Gijón, vista desde las proximidades de La Providencia


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Algunas cosas más  del concejo de Gijón


Gijón, edificio modernista de la plaza de Europa
La fachada modernista
Gijón, parque de Isabel la Católica
Parque de Isabel la Católica







Gijón, sidrería La Volanta
Sidrería La volanta
Gijón, La madre del emigrante
Un museo al aire libre





Gijón, senda del río Ñora
Senda del río Ñora
senda del río Piles
Senda del río Piles

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sábado

Casonas y palacios en el casco histórico de Oviedo

Cuentan las crónicas que Cangas de Onís fue la primera sede del naciente reino de Asturias; que el rey Silo asentó la corte en Pravia; y que Oviedo fue la «cumbre del reino» en tiempos de Alfonso II (762-842), monarca que, para darle mayor realce, encargó la construcción de varios edificios palaciegos y religiosos. Si de los primeros no quedan más que los restos arqueológicos del palacio real; de los segundos, aún conservamos el testero de San Tirso y la Cámara Santa.

La ciudad irá creciendo en torno a estos edificios religiosos; a la vera también de la catedral, que con diversas formas se levanta en el mismo solar en que se ubicara la primera, construida en tiempos de Alfonso II. Sus torres, primero la románica y luego la gótica, serán testigos de las nuevas construcciones que levantarán los nuevos moradores que se instalan en el interior de la cerca ovetense. La mayoría de ellas, de materiales más endebles, desaparecerán con el tiempo; otras, construidas para mayor gloria de las ilustres familias que las costearon, conseguirán mantenerse en pie hasta nuestros días. Y ahí están, desempeñando una nueva función, dispuestos a aportar su testimonio fehaciente de nuestra común historia.

Os proponemos realizar un paseo urbano para conocer estas construcciones. Son ocho edificios palaciegos situados en el casco histórico: seis en el interior del recinto amurallado y otros dos en las inmediaciones, como se puede comprobar en el plano de situación.



Plano de situación


1. Palacio de la Rúa





















La construcción original data de finales del siglo XV, por lo cual estamos ante el edificio civil más antiguo de la ciudad. El palacio, construido por encargo de Rodrigo de la Rúa, contador de los Reyes Católicos, se edifica a partir de una torre cuadrada preexistente, lo cual explicaría el carácter austero (para algunos «militar») de una fachada de grandes sillares y las pequeñas dimensiones de los vanos. Un arco de medio punto con grandes dovelas, sobre las cuales, da acceso al interior del palacio, rehabilitado como lugar de celebración de eventos sociales.


2. Palacio de Valdecarzana - Heredia



El edificio, tal y como ahora lo contemplamos, no fue una construcción de nueva planta, sino que es el resultado de la reforma realizada por Miguel Francisco de Heredia en la segunda mitad del siglo XVIII de uno preexistente, propiedad del marqués de Valdecarzana, que había sido construido siglo y medio antes. De ahí las diferencias existentes entre la fachada meridional y las restantes, mucho más austeras. La que da a la plaza presenta una mayor riqueza ornamental, como podemos observar en las molduras que realzan los balcones y la calle central coronada por el gran escudo acompañado de Hércules con el león.


3. Palacio de Camposagrado














A finales del XVII la familia Bernaldo de Quirós quiso completar el programa de reformas de sus residencias asturianas con la construcción de un nuevo palacio en Oviedo. Por diversas circunstancias, no será hasta mediados del siglo XVIII cuando se concluya el conocido como palacio de Camposagrado: una edificio exento, carente ya las torres que aparecían en otros más antiguos, construido en torno a un patio interior.

Observando la fachada descubrimos una línea de imposta que la divide en dos espacios. El inferior se subdivide en dos plantas: la bodega con sus tragaluces y el entresuelo con amplias ventanas enmarcadas. El superior por su parte, presenta sensibles diferencias entre sus fachadas: más austeras las del norte y sur; más ricas las dos principales, con balcones rematados moldurados y cuidada ornamentación en las calles centrales.


4. Palacio de Malleza - Toreno















Construido en el último cuarto del siglo XVII por encargo de la familia Malleza, se estructura en torno a un patio interior porticado. Al encontrarse adosado a otras edificaciones, sólo dispone de una fachada a la calle que una línea de impostas divide en dos pisos, aunque el inferior, al igual que sucediera en el vecino palacio de Camposagrado, comprende la bodega y el entresuelo. La calle central está enmarcada por dos columnas jónicas dispuestas sobre frontones que flanquean la gran puerta adintelada que da acceso al palacio; sobre ella, adquiere protagonismo uno de los seis balcones al estar enmarcado por dos nuevas columnas y los dos escudos que se sitúan en sus laterales.


5. Palacio del Marqués de San Feliz 

















El conocido actualmente como palacio del Marqués de San Feliz fue construido a principios del siglo XVIII como residencia del Duque del Parque. Localizado entonces fuera de la muralla medieval, el maestro de obras Francisco de la Riva optó por una estética decididamente barroca para dotar al edificio de la distinción que a otros edificios similares ya les venía dada por su privilegiada situación en el interior de la cerca.

Situado entre otras construcciones, se estructura en torno a un patio interior porticado con dos fachadas. La principal, que da a la plaza y que es la que vemos desde el exterior, aparece perfectamente estructurada gracias a la línea de impostas que la divide horizontalmente en dos pisos y a las pilastras que lo hacen verticalmente, en siete calles. En la central, de mayor anchura que las otras, se encuentra la gran puerta adintelada, flanqueada por dos columnas sobre las que se sitúa el voladizo del balcón.


6. Palacio de Inclán












En los inicios de la segunda mitad del XVIII, Manuel Reguera recibe el encargo para la construcción de este palacio, contrapunto de sobriedad con el resto. Las causas, al parecer, no fueron estilísticas sino económicas, y la menor riqueza ornamental de la construcción obedeció a un menor presupuesto destinado a las obras.

Para empezar, notase la escasa utilización de la sillería labrada en la fachada, empleada tan solo en las esquinas y para enmarcar los vanos. Échase también en falta, la gran puerta de acceso en la fachada principal que aparece en el resto de construcciones de este tipo. Y en cuanto a los ornamentos, la más absoluta sobriedad, con el escudo familiar que corona la fachada principal como única concesión.


7. Palacio de Velarde












Unos años después de la construcción del Palacio de Inclán, Manuel Reguera, que por entonces ya había conseguido el correspondiente título en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, diseña este palacio por encargo de Pedro Velarde. Sin las limitaciones económicas de Inclán, Reguera dispuso de mayor libertad creativa. Así en el diseño de la fachada principal, situada en una calle muy estrecha, utiliza algunos elementos destinados a llamar la atención del viandante, como los voladizos de los balcones o el gran escudo que preside la calle central.


8. Palacio Episcopal

















El edificio que ahora observamos es el resultado de diversas reformas del que, previsiblemente se habría construido en el siglo XVI, pues el anterior habría desaparecido, al parecer, durante el incendio que en 1522 destruyó buena parte de la ciudad. En una de las ampliaciones, realizada en la primera mitad del XVIII, se abrió el Tránsito de Santa Bárbara, un arco con galería superior que comunica el ala norte del palacio con la catedral.

En la fachada principal, que da a la Corrada del Obispo, se abre la gran puerta principal enmarcada por sillares almohadillados y flanqueada por el escudo del obispado ovetense. La sobriedad del palacio contrasta con la mayor riqueza decorativa de la fachada palaciega con la que, en la misma Corrada, se cierra el claustro de la catedral.

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Propuestas


Otros lugares de interés

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domingo

Casa Manuela

Llega la hora de comer; hay que elegir un lugar. ¿Por qué no habré preguntado? Echas en falta esa recomendación amiga que no te suele fallar; tampoco te vale lo de «allí donde veas camiones, es que se come bien». No te queda otra que optar. Y no siempre sale bien; al menos no tan bien como para recomendarlo.

Así que, si no quieres verte en una de éstas, toma nota de la casa de comidas que hoy te presentamos. Si algún día te acercas a Bimenes, bien para ascender a Peña Mayor desde Melendreros, bien para recorrer la Ruta de los Molinos, o, simplemente, porque hoy es hoy y te apeteció llegarte hasta este concejo de la comarca de la sidra, en casa Manuela podrás comer bien y, además, podrás contarlo.



Casa Manuela
Calle La Vega, 93- San Julián
Bimenes
Teléfonos: 985 704 802



En nuestro caso, llevábamos alguna idea previa, aunque un tanto confusa, pues, al parecer, el local había cambiado de dueños y... Bueno, había que probar. Lo primero que nos llamó la atención, tanto como para hacernos entrar, fue el menú que se anunciaba a la puerta, que resultaba bastante sugerente. Vamos que no era aquello de ensalada mixta (seguramente con lechuga iceberg) y bacaladinas con patatas fritas. No. La minuta era más atractiva que todo eso.













Una vez dentro, nos afianzamos en la idea de que los propietarios quieren agradar a sus comensales: el comedor es un local espacioso, para comer sin apretujones, y la camarera no tarda en traerte un aperitivo.

Bueno, vayamos ahora al asunto del condumio. Empecemos diciendo que atraídos como estábamos por el menú que nos ofrecían, ni siquiera pedimos la carta. Así que tenéis que conformaros con estos cuatro platos de muestra.













De primero, Fabada (deliciosa) o Repollo relleno (muy buenos, pues eran dos piezas, aunque una de ellas desapareció antes de que la cámara fotográfica hiciera acto de presencia).













De segundo, Lomo asado en salsa de sidra o Lenguado en salsa marinera. Más sabroso la carne que el pescado en opinión de los comensales.

A la hora de los postres, si no os habéis dejado tentar por la gula en demasía, los llambiones tendréis ocasión de deleitaros con la Tarta de la casa. Luego toca el café, incluido también en el precio del menú, y la perorata sobre cómo estuvo la comida.


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OTROS ENLACES REFERIDOS A GASTRONOMÍA


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lunes

Ruta de Las brañas vaqueiras

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, vista del cabo VidioQuienes campean por los montes asturianos saben que muchos de los caminos por los que transitan se mantienen abiertos gracias al trasiego ganadero: pasado el invierno se suben en busca de los tiernos pastos de montaña; se bajan cuando el verano decae.
Aunque esta alternancia estacional de pastos se realiza en diversos lugares de la región, son los denominados vaqueiros de alzada quienes mejor pueden caracterizar esta actividad trashumante. Y así desde antiguo, pues ya a finales del XVIII llamaron la atención de don Melchor Gaspar de Jovellanos, quien en una de sus cartas a Antonio Ponz comentaba lo que sigue:

«Llámanse vaqueiros porque viven comúnmente de la cría de ganado vacuno; y de alzada, porque su asiento no es fijo, sino que alzan su morada y residencia, y emigran anualmente con sus familias y ganados a las montañas altas.
Las poblaciones que habitan, si acaso merecen este nombre, no se distinguen con el título de villa, aldea, lugar, feligresía, ni cosa semejante, sino con el de braña, cuya denominación peculiar a ellas significa una pequeña población habilitada y cultivada por estos vaqueiros»

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, ganado en las proximidades del pico Llan de Cubel Estas periódicas mudanzas fueron forjando una peculiar forma de vida que generó cierta desconfianza entre las gentes de vida más sedentaria, llegando en ocasiones a tomarse acuerdos que los discriminaban frente a sus vecinos de las tierras bajas.
De los vaqueiros nos quedan no sólo los rastros de su cultura (canciones, leyendas, costumbres, vestimentas) que afortunadamente hay quienes se afanan en conservar, sino también los lugares en los que vivieron en íntima conexión con la naturaleza, y son estos escenarios los que hace unos días tuvimos ocasión de recorrer en compañía de algunos integrantes de La Chiruca, grupo de montaña y senderismo radicado en Soto de Luiña.


Características

  • Tipo: circular
  • Itinerario: San Martín de Luiña-Castañeo-Llan de Cubel-Teixidiello-Gallinero-San Martín de Luiña
  • Dificultad: ▲▲▲▲▲
  • Señalización: buena
  • Sendero homologado: PR AS-272
  • Desnivel: unos 650 metros
  • Distancia: 20 kilómetros
  • Duración: unas cinco horas y media

Situación y distancias


Distancias por carretera a Cudillero, capital del concejo del mismo nombre

Cudillero, situación y distancias
(Pulsa en la imagen para aumentar su tamaño)


Cómo llegar al punto de partida

Esta ruta, promovida por el Grupo de Montaña y Senderismo La Chiruca, se inicia en las inmediaciones de la iglesia parroquial de San Martín de Luiña, templo que constituye un buen testimonio de las no siempre fáciles relaciones de los vaqueiros con sus vecinos (véase artículo al respecto) y que dista unos nueve kilómetros de la capital del concejo. Cruzamos la AS-222 en dirección al núcleo de Castañeo. Continuamos en dirección noreste por camino asfaltado teniendo a nuestro frente el imponente viaducto de Artedo.

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras

En las proximidades de Mumayor, la andadura inicia una nueva etapa: el camino gira hacia el sur, abandonamos el asfalto y comenzamos una suave pero constante ascensión. A medida que vamos ganando altura por la ladera de la sierra del Pumar, a nuestra derecha empezarán a mostrarse los diferentes núcleos de población que se encuentran entre nosotros y el Cantábrico.



En primer lugar, San Martín de Luiña; luego Lamuño, Salamir, Soto de Luiña; y finalmente, Oviñana. También podremos observar el faro del cabo Vidio y la ensenada de San Pedro.

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, vista de San Martín de Luiña
San Martín de Luiña

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, vista de la playa de San Pedro y Salamir
Salamir y la playa de San Pedro

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, vista de Oviñana
Oviñana

Cuando el ascenso llega a su fin, el camino bordea las camperas que alimentan al ganado. Si miramos hacia el oeste nos encontraremos con la silueta de los aerogeneradores instalados en la Sierra de Los Vientos. Unos centenares de metros más allá, alcanzamos la falda del Llan de Cubel, desde cuya cima, situada a 678 metros de altura, se pueden contemplar unas gratificantes panorámicas, cuyo disfrute bien merece el esfuerzo de la subida.

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, Llan de Cubel Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, sierra de Los Vientos











Un cartel indicador nos informa que ya hemos recorrido 11´3 kilómetros y que disponemos de dos opciones para llegar a Teixidiello: descender por el camino de la derecha o continuar de frente hasta Brañaseca, lo cual alargaría nuestra ruta unos diez kilómetros.

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, desviación camino descendente Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, zona de monte bajo











Hacemos lo previsto: girar a la derecha para, no tardando, adentrarnos por un sendero estrecho que discurre por una zona de monte bajo, guiados tan sólo por la línea que dibuja el murete que nos acompaña. Es este un tramo, de apenas unos centenares de metros, en el que hay que estar muy atentos para no perderse. Claro está que tener por compañeros de caminata a los miembros de La Chiruca ayuda mucho.

Terminado este sinuoso tramo, damos de nuevo con el camino ancho por el que entramos en Teixidiello, una de las brañas más altas de esta sierra con casas de finales del siglo XVIII, las cuales, tras años de abandono, han sido rehabilitadas hace unos pocos años para disfrute de sus nuevos dueños y de cuantos las quieran alquilar para pasar allí unos días.

El camino carretero continúa por las brañas de La Puerca, Gallinero y El Cueto. Seguimos descendiendo camino de San Martín de Luiña, a donde llegaremos después de superar un pequeño repecho, ya por camino asfaltado, y bien pertrechados de las impresionantes imágenes de las que hemos disfrutado a lo largo del sendero.

Cudillero, Ruta de Las brañas vaqueiras, vista del litoral

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Otros artículos del concejo de Cudillero

Playa del Silencio
La catedral de los vaqueiros


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