Corto en longitud pero de gran hermosura, es una profunda grieta en las estribaciones de la sierra del Aramo, a los pies de La Mostayal, Peña Rey o el monte de Rebollada, por cuyo fondo discurre el arroyo Les Xanes o Viesca.
El sendero que lo recorre es relativamente reciente, pues fue abierto a mediados del siglo pasado, excavando el camino en la pared de la roca, para comunicar los pueblos de La Rebollada, Dosango (ambos del concejo de Santo Adriano) y Pedroveya (Quirós) con el valle del Trubia.
Características
- Tipo: lineal (ida y vuelta)
- Itinerario: Área recreativa El Molín de las Xanas- Pedroveya- Área recreativa
- Dificultad: ▲▲▲▲▲
- Sendero homologado: PR AS-187
- Señalización: no tiene pérdida
- Desnivel: unos 360 metros
- Distancia: algo menos de ocho kilómetros
- Duración: alrededor de tres horas
Situación y distancias
Distancias por carretera a Villanueva, capital del concejo de Santo Adriano
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Cómo llegar al punto de partida
La ruta comienza en el área recreativa El Molín de les Xanes, en el kilómetro 11 de la carretera AS- 228 que comunica Trubia con Villanueva, en las proximidades de esta localidad. Tras dejar el vehículo en el aparcamiento allí existente (ver mapa), tomaremos la carretera que asciende en dirección a Tenebredo. A unos 500 metros encontraremos a la derecha el panel explicativo que da inicio a la senda.
A medida que caminamos por el pedrero, contemplando cómo el caserío de Villanueva se aleja a nuestras espaldas, no podemos menos de admirar el tesón de quienes se empeñaron en labrar este sendero, aunque para ello tuvieran que horadar la roca o colgar el camino al borde del precipicio, situado ochenta o cien metros por encima de las inquieta aguas del fondo.
Después del espectáculo de este primer tramo, el escenario va a cambiar por completo. El sendero se adentra por terreno boscoso y nos encontraremos con ese río del cual sólo hemos sabido por el rugir de sus aguas al fondo del desfiladero. Podremos contemplar, al fin, las aguas del arroyo a la vera del camino.
Al final del bosque, tras vencer algunos repechos, convertidos últimamente en sucesión de peldaños, llegamos a un claro, antesala del final de nuestro camino. A nuestra espalda podemos contemplar la imagen del desfiladero que hemos recorrido; al frente, Pedrovella con su iglesia de San Antonio en primer término.
Llegados hasta aquí, merece la pena acercarnos hasta Pedroveya antes de emprender el camino de vuelta por el mismo recorrido, aunque también existe la posibilidad de regresar por la denominada «ruta de Valdolayés», tras subir hasta el vecino pueblo de Dosango.
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¡¡¡Que vertigo pasé! las piernas me temblaban, pero lo volvería a hacer, me encantó
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