viernes

Covadonga

Según los resultados de las encuestas  que periódicamente realizan a quienes se acercan a nuestra tierra, Covadonga ostenta, una vez sí y otra también,  el primer puesto en la lista de lugares más visitados de la región.

Ni que decir tiene que para los asturianos Covadonga es un lugar tan especial que suelen aprovechar cualquier ocasión propicia para acercarse hasta el lugar. Los hay que lo hacen corriendo (hace años que a primeros de junio se celebra la Media maratón Cangas de Onís - Covadonga - Cangas de Onís); otros  caminando (cada vez son más los que partiendo de Gijón recorren los cerca de 80 kilómetros del llamado Camín de Covadonga); y muchos más los que utilizando cualquier medio de transporte completan una jornada por la comarca con una visita a esta parroquia tan singular.


Atributos no le faltan, pues a los históricos y religiosos une los paisajísticos. El conocido como Real Sitio de Covadonga está situado al pie del monte Auseva, por cuyas entrañas corre el agua del Deva que, habiéndose ocultado en la vega de Orandi, brotará al pie de la cueva.

La singularidad del lugar debió de atraer la atención de los primitivos pobladores de la zona, los cuales, según parece, aquí se asentaron. Tiempo después, su estratégica situación la convirtieron en lugar de refugio para un grupo de insurgentes astures que se rebelaron contra el poder musulmán. En el año 722  los rebeldes, acaudillados por Pelayo, derrotaron en este escenario a  las tropas musulmanas al mando de Alqama. Aquella victoria lograda en la batalla de Covadonga, de importancia crucial en el devenir de la historia de España al decir de los cronistas cristianos que años después narraron lo sucedido, es considerada como el origen del Reino de Asturias.  


Pico Priena

De aquel tiempo no se conserva otra cosa que el escenario: el monte Auseva, el pico Priena, el angosto valle del Deva, la cueva, el agua que brota a sus pies... No es poco. Pero los edificios que en el lugar encuentra el visitante son relativamente recientes, pues los anteriormente existentes (un monasterio románico, una iglesia construida en la cueva en cuyo interior se encontraba una imagen románica de la Virgen...) fueron destruidos como consecuencia de un incendio que tuvo lugar en el año 1777.



Tras el incendio, los proyectos de nuevas construcciones se suceden, pero no será hasta finales del XIX cuando comience a tomar forma el conjunto que ahora conocemos, compuesto por varias edificaciones (Escolanía, Casa de Ejercicios, museo, basílica, colegiata...) de estilo y tipología diferentes.

La Basílica

Después de ser desechado un proyecto inicial que incluía aportaciones de Roberto Frasinelli, el alemán de Corao, y del cual tan sólo se llegó a construir la cripta,  se hizo cargo de la dirección de la obra el arquitecto Federico Aparici, quien mantuvo la colaboración ornamental de Frasinelli. El edificio, inaugurado en 1901, tiene planta basilical con tres naves y transepto. La fachada está flanqueada por dos torres rematadas en agujas; entre ambas se abre un pórtico de tres arcadas.  Es de destacar la gran terraza almenada sobre la que se alza la construcción, acertada solución a las dificultades planteadas por el  terreno abrupto en el que se asienta el edificio.


La Cueva

Al estudiar la etimología del topónimo Covadonga, algunos encuentran el origen en cova dominica, esto es, «cueva de la Señora», lo cual vendría a sustentar la creencia de que el lugar debió de ser considerado sagrado por nuestros antepasados y para corroborarlo se aduce también  el propio nombre del río que mana en sus proximidades, pues Deva, derivaría del término latino diva, o sea, «diosa».


Con posterioridad a la batalla de Covadonga, la creencia en el ancestral carácter sagrado del lugar ganó adeptos,  hasta convertirse en un santuario dedicado a la Virgen de Covadonga, La Santina, y la Cueva, en su principal referencia.

Sabemos que allí hubo una iglesia que desapareció durante el incendio  del XVIII; que un siglo después se construyó una pequeña capilla que albergó una nueva imagen de la Virgen, donada por la Catedral de Oviedo tras el incendio;  que el  Camarín sufrió serios daños durante la Guerra Civil, lo cual dio lugar a una nueva reestructuración de la gruta, que le confirió el aspecto que ahora presenta.



La Colegiata 

La Colegiata de San Fernando, que tal es su denominación oficial, es el edificio más antiguo de los que se conservan en Covadonga y fue construida a mediados del siglo XVII, en el lugar en el que ubicaba el monasterio medieval. Es un edificio de planta rectangular dispuesto en torno a un gran patio central. En una de sus esquinas se levanta una torre cuadrada. Aunque el interior no es de acceso público, el visitante puede admirar el armónico patio de entrada, presidido por una fuente con canapé.


El conjunto monumental se completa con otros elementos dignos de mención. Tal es el caso del estanque que recoge las aguas que el Deva lanza desde lo alto de la gruta o la estatua de Pelayo, obra del escultor Eduardo Zaragoza.



A la importancia histórica, cultural y religiosa, une Covadonga su privilegiada situación, en un paraje de gran interés medioambiental y paisajístico, motivo por el cual su entorno se convirtió en 1918 en el primer Parque Nacional de España. La Montaña de Covadonga dio paso décadas después al Parque Nacional de los Picos de Europa y el Real Sitio se convirtió para muchos en parada obligada en su camino de acceso a Los Lagos y a otros conocidos puntos del Parque.




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Algunas cosas más  del concejo de Cangas de Onís

Olla de San Vicente
Vega de Orandi





El Repelao
Corao, la nueva patria del alemán




Cangas de Onís, puerta de acceso a Picos
Santa Eulalia de Abamia
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domingo

De Ceceda a La Coroña de Castru

La Coroña de Castru o La Corona El Castro es una cima de modesta altitud (461 metros)  convertida en punto de unión de los concejos de Cabranes, Nava y Piloña.  Es  un punto estratégico, un excelente mirador que domina  parte de las tierras de estos tres concejos. Así lo debieron entender también nuestros antepasados, pues eligieron este lugar para construir  un poblado fortificado o castro, cuyos restos fueron descubiertos  a finales de los años cincuenta del pasado siglo.

A pesar de que hasta el momento no ha sido excavado, se han podido identificar los dos fosos que lo recorrían por el norte y el oeste, y un sólo foso en el este y en el sur; también, los respectivos contrafosos o parapetos, con alturas que irían de los tres hasta los seis metros de altura.

Hasta allá nos vamos. Para contemplar con nuestros ojos las panorámicas que, con las lógicas modificaciones dibujadas por el paso del tiempo, divisaban siglos atrás los primeros habitantes del lugar: las tierras de Piloña, Nava y Cabranes, pero también El Sueve, los Picos de Europa, Peña Mayor, El Aramo...

 
Características
  • Tipo: circular
  • Dificultad: ▲▲▲▲
  • Itinerario: Ceceda - Fresnadiellu - Coroña de Castru - La Troncada - La Faya - Ceceda
  • Señalización: buena
  • Sendero homologado: P.R. AS-147
  • Desnivel: unos 320 metros. 
  • Distancia: unos 9 kilómetros
  • Duración: de  tres horas y media a cuatro horas

Situación y distancias


Distancias por carretera a Nava, capital del concejo del mismo nombre

Nava, situación y distancias

Pulsa en la imagen para aumentar su tamaño


Cómo llegar al punto de partida

La ruta se inicia en la localidad de Ceceda,  situada a unos 6 kilómetros de  Nava, la capital del concejo.  Para ello tomaremos  la carretera N-634 en  dirección a Infiesto y continuar por ella hasta encontrar una desviación a nuestra izquierda debidamente señalizada. Ascendemos unos centenares de metros y llegamos al centro del pueblo (ver mapa), lugar en el que podremos estacionar el vehículo.

 Tras el recomendable paseo por la localidad, durante el transcurso del cual podremos contemplar varias casonas de distinguido porte, así como la interesante capilla de Santa Lucia, caminamos en dirección noreste y no tardaremos en encontrar un panel con información sobre la ruta (P.R. AS - 147 Senda de Ceceda a Cabranes por la "Coroña de Castru"). En caso de duda, siempre podemos acudir a los vecinos que nos encontremos al paso.

Capilla de Santa Lucía (s. XVII)
Iniciamos nuestra caminata por la carretera local  que en suave descenso nos llevará a las afueras del pueblo, en dirección a La Faya y Fresnadiellu. Las casas, agrupadas en el centro de la población, se van ahora distanciando unas de otras. Cruzamos un puente y bordeamos tierras de labor. Al llegar a un cruce, tomamos el camino de la derecha, hacia Fresnadiellu. A las afueras de esta pequeña aldea nos encontramos con una capilla situada al borde del camino.

Ya no hay edificaciones y el suelo que pisamos hace un tiempo que ha pasado a ser de piedra y tierras. Las praderías van perdiendo protagonismo y los primeros bosquetes surgen a la orilla del camino. Vamos subiendo en dirección a El Mosquil.


En el lugar se encuentra un área recreativa, lugar muy indicado para realizar una parada y echar una vista a los paisajes que van surgiendo a nuestra espalda. Lo primero que observamos, lo más cercano, Ceceda.

A medida que ascendemos, además de Ceceda, irán apareciendo otros pueblos y, como telón de fondo, la sierra de Peñamayor: escenario al que volveremos cada vez que la pendiente y las sucesivas vueltas y revueltas que dibuja el camino nos lo propicie. El espectáculo se completa cuando, al dirigir nuestra vista al sureste, nos encontramos con la silueta de los Picos.

Este último tramo es el que nos exige mayor esfuerzo. Unas revueltas más y alcanzamos el punto más alto del recorrido. A los pocos metros, llegamos al lugar donde se encuentran las ruinas del castro, por más que el senderista que llega hasta aquí tan sólo encuentre un panel con explicaciones, eso sí, de lo más apropiadas. Aunque de fosos y contrafosos no encontremos otra evidencia más que la de la ilustración que allí aparece, sí que nos podemos hacer cumplida cuenta de lo acertado de la elección, pues desde el punto de vista de la estrategia defensiva, el lugar no podía ser mejor, pues, como queda dicho, domina una amplia zona de las tierras de los alrededores. No cabe duda de que nuestros antepasados, los que allí vivieron, sabían lo que se hacían. Y es que si durante el ascenso habíamos disfrutado de las panorámicas que iban surgiendo a nuestras espaldas, ahora lo hacemos con las que desde la cumbre divisamos hacia el norte. Tierras de Cabranes: verde inmenso, moteado de pequeños pueblos con sus manchas de teja y muros. Vida sobre vida.

Llegados a este punto, el itinerario PR AS-147 realiza una incursión al vecino concejo del norte, llegando hasta La Encrucijada (Cruciyada o La Cruciada). Puesto que se trata de un tramo de ida y vuelta, descenso y ascenso, optamos por seguir adelante, dejando para un próximo futuro (lo anotamos en la larga lista de rutas y senderos pendientes) el momento de patear por las tierras cabraniegas.

Así que proseguimos en dirección oeste por el amplio sendero que atraviesa la parte cimera del monte La Trapa. Llaneamos unos centenares de metros contemplando los paisajes que se abren a nuestra derecha y nuestra izquierda. Este tramo de agradecido caminar se acaba cuando el camino gira nuevamente hacia el sur. Nos espera un pronunciado descenso por un cortafuegos abierto en la ladera poblada de pinos. Sin prisa, poniendo cuidado en la bajada y sirviéndonos de nuestros inseparables bastones, alcanzamos terreno más llano.

Cambia de nuevo el paisaje y el suelo que pisamos. Caminamos, ahora entre praderías, por pista hormigonada. Pasamos por el caserío de La Trancada y atravesamos la aldea de La Faya. Una pequeña subida nos conduce al cruce de caminos que encontramos a la ida. Lo que queda es un pequeño tramo ya conocido que nos conduce de nuevo a Ceceda, lugar de inicio de nuestro recorrido.

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CASA COLO (Ceceda) . La historia de esta casa de comidas comienza a mediados de la década de los años treinta del pasado siglo, cuando los abuelos de la actual propietaria se instalaron en el lugar al regreso de su aventura americana y decidieron abrir una tienda-chigre, de las que tanto...

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lunes

Cangas del Narcea: una villa entre dos ríos

Vista del puente colgante de Cangas del NarceaPaisaje, vino, carbón y otros recursos minerales, historia... De todos los atributos que adornan este concejo, el más extenso de Asturias, es el agua la preferida; es nombre del río Narcea, que lo atraviesa de sur a norte, el que fue elegido en su momento para que formara parte de su nueva denominación oficial..

También las aguas, las del  Narcea y las del Luiña, están muy ligadas a la villa que, con igual nombre, ostenta la capitalidad del concejo, pues fue en la confluencia de ambos ríos  donde, según parece, se asentaron los primeros pobladores del lugar, por más que no será hasta mediados del siglo XIII cuando la población sea reconocida oficialmente como tal al serle otorgada por Alfoso X la «carta puebla» o diploma fundacional.

Iglesia de la Virgen del Carmen y barrio de Entrambasaguas

Vista del barrio de Entrambasaguas de Cangas del Narcea
Asentado en la confluencia de ambos ríos (Luiña y Narcea) y con el llamado puente romano como nexo de uníon, el barrio de Entrambasaguas aún conserva buena parte de su trazado medieval, por más que las edificaciones que permanecen en pie fueran edificadas tiempo después. Así sucede con la iglesia de la Virgen del Carmen o la casona de Uría (levantadas en la primera mitad del siglo XVIII). Recorriendo sus empedradas callejuelas también podemos encontrar  algunas muestras de arquitectura popular, como la llamada casa de Ibo, con un bello corredor de madera.  

Una villa, dos parroquias

Imagen de Cangas del Narcea de 1881
Hastas finales del siglo XIX la villa de Cangas estaba dividida en dos parroquias. La iglesia de la Virgen del Carmen era la referencia del barrio de Entrambasaguas, cabecera de la parroquia del mismo nombre que durante siglos fue coto señorial del poderoso monasterio de Corias. La de La Magdalena, lo fue del resto de la población.  

Basílica de Santa María Magdalena

Vista de la basílica de Santa María Magdalena
El templo de Santa María Magdalena (colegiata primero y basílica desde el año 1982) se terminó de construir hacia 1642 en el solar que había ocupado una antigua iglesia románica. Se edificó por iniciativa del cangués Fernando de Valdés y Llano, arzobispo de Granada y presidente del Consejo de Catilla, según  proyecto diseñado por el arquitecto grandino Bartolomé Fernández Lechuga. El edificio es, al decir de algunos, uno de los mejor trazados y realizados de la región y, en todo caso, un excelente ejemplo de su arquitectura barroca religiosa, como bien se puede comprobar al observar su portada, una gran fachada construida con buena sillería flanqueada por dos torres.

La proximidad al monasterio de Corias por un lado y la celebración de un mercado semanal y varias ferias anuales otorgadas en la carta puebla, por otro, propiciaron una creciente actividad económica, lo cual favoreció el asentamiento de varias familias nobles en la villa, como bien puede comprobar el visitante que pasee por la calle Mayor, la de Iglesia o de la Fuente.

Palacio de Omaña

Palacio de Omaña
Situado en las inmediaciones de la basílica, su construcción originaria data del siglo XVI aunque de entonces sólo permanezcan en pie la puerta con arco de medio punto y los escudos familiares.

Palacio de los condes de Toreno

Vista del palacio de los Condes de Toreno
Fue construido en los primeros años del siglo XVIII, con trazas del maestro avilesino García de la Barrera, en las que se puede apreciar un predominio de la horizontalidad y la simetría, evidentes en la fachada, flanqueada por dos torres, en cada una de las cuales se sitúan los escudos de los propietarios.

Palacio de los Llano (s.XVII)

Vista del palacio de los Llano
El sillarejo de los muros de este palacio urbano evidencian el paso del tiempo. Con todo, aún se puede observar en su fachada las bellas proporciones de su diseño, siendo también de destacar en la primera planta la existencia de esos  balcones con forma de púlpito.

Vista de una capilla Vista de una fuente de Cangas del Narcea
No son estas las únicas edificaciones de interés que el visitante podrá contemplar a una y otra orilla del río. Caminando por el centro histórico se topará con la Capilla del Hospitalín, único resto del hospital construido a mediados del XVI por la familia Omaña, el palacio de los Peñalba, el palacio de los Flórez-Llano, la casa de Ferreiro o alguna fuente del siglo XVII.

Vista del puente colgante de Cangas del Narcea
Los cangueses actuales no conocieron la antigua división parroquial, pues las de Entambasaguas y la de Santa María Magdalena se unificaron a finales del XIX, celebran en el mes de julio las fiestas del Carmen y de La Magdalena y cruzan a diario los puentes que unen los distintos barrios, el llamado romano, de origen medieval, y el colgante, construido en 1970.

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Algunas cosas más del concejo de Cangas del Narcea

Bosque de Moal
Restaurante Blanco





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miércoles

Casa Colo

Nava, Ceceda, Casa Colo, vista exteriorCeceda es una bella localidad naveta que sorprende al visitante por su situación, su estructura y el interesante patrimonio arquitectónico que conserva. 
Erigida sobre una colina que domina el cauce del río Piloña, dispone su caserío agrupado, sin grandes distancias entre los dos barrios o zonas que lo conforman, lo cual le confiere cierto aroma de pueblo, no tan evidente en otras localidades de parecido tamaño pero de estructura más dispersa.

Todo invita a aparcar el vehículo y comenzar a caminar por sus calles sin ninguna prisa. El paseante encontrará un rico muestrario de la arquitectura rural asturiana,  con algunas casonas construidas entre los siglos XVIII y XX, sin olvidarnos de la iglesia parroquial y la capilla de Santa Lucía que, según parece, data de mediados del siglo XVII.

Para que la visita sea completa, cuenta Ceceda con algunos lugares donde se puede comer muy bien. Tal es el caso de la casa de comidas de la que os queremos hablar

 
Nava, Ceceda, Casa Colo, interior 



 Casa Colo 
Calle La Foina, s/n.
Ceceda (ver mapa)
Nava
Teléfono: 985 704 016 






La historia de esta casa de comidas comienza a mediados de la década de los años treinta del pasado siglo, cuando los abuelos de la actual propietaria se instalaron en el lugar al regreso de su aventura americana y decidieron abrir una tienda-chigre, de las que tanto proliferaron por entonces. En el transcurso de estas casi ocho décadas de funcionamiento el establecimiento fue transformándose hasta convertirse en lo que ahora conocemos: a mediados de los sesenta la tienda dio paso a un comedor y se empezaron a servir las primeras comidas; una década más tarde se instaló una terraza en la parte trasera, con vistas al valle; a finales de los noventa se abrieron tres pequeños comedores en el piso superior, destinado anteriormente a vivienda.
Tras esta dilatada historia, Casa Colo ofrece hoy al comensal varios ambientes, lo cual está muy bien, pero ya es hora de que dejemos de hablar del escenario y nos metamos de lleno en el meollo del asunto.


Nava, Ceceda, Casa Colo, interior
La cocina de la casa muda su oferta dos veces al año,  por más que los platos fundamentales se mantengan en la carta a lo largo de todo el año. Tal es el caso de la Fabada, el Filete al queso y el Pitu de caleya. Sobre estos dos últimos, que nosotros hemos disfrutado, conviene advertir que para evitar sorpresas, también existe la posibilidad de pedir medios platos, con cantidades que, damos fe, resultan  más que respetables.

El comensal será tentado por otras alternativas no menos sugerentes, ya en las Entradas (Croquetas, Chorizo al horno con patatas, Parrochas con jamón...) y siguiendo por los Platos, entre los que destacan las hortalizas rellenas, ya sean cebollas o berenjenas (de carne), el repollo (de carne, de marisco) o los pimientos (de merluza y marisco). Mención aparte merecen las  Setas rellenas de pitu de caleya.

En cuanto a los postres, en la oferta destaca sobre otros más conocidos, como el Arroz con leche o la Tarta de queso con fresas, un sugerente Helado de turrón con chocolate caliente

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Nava, Ceceda, sendero a la Coroña de CastruDE CECEDA A LA COROÑA DE CASTRU. La Coroña de Castru o La Corona El Castro es una cima de modesta altitud (461 metros) convertida en punto de unión de los concejos de Cabranes, Nava y Piloña. Es un punto estratégico, un excelente mirador que domina parte de las tierras de estos tres concejos. Así lo debieron entender también nuestros antepasados...


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