martes

Valdediós: el valle elegido

Villaviciosa, Valdediós, vista generalMucho antes de recibir este divino nombre, el lugar era conocido como Boiges o Boigues. Es un valle tapizado de bosques y pastizales, regado por las aguas del arroyo Asta y protegido por la sierra costera. Un paisaje de gran belleza que cautivó de tal manera a Alfonso III, que allí mandó construir una residencia palatina,lugar de retiro y cobijo para su ancianidad.
Quien a lo postre se convirtió en el último rey de la Monarquía Asturiana no fue el único en quedar cautivado por paisaje tan idílico, pues tres siglos después el Cister decidió que aquel era un escenario idóneo para sus fines y allí construyó un convento. A partir de entonces empezó a ser conocido como Valle de Dios.

Desaparecido el palacio de Alfonso III, el visitante que acude a Valdediós puede admirar dos joyas de la arquitectura asturiana: la iglesia prerrománica de San Salvador y el conjunto arquitectónico del monasterio de Santa María.

Iglesia de San Salvador
Según consta en una inscripción que se conserva en el lugar, el templo fue consagrado en el año 893 en una magna ceremonia en la que participaron siete obispos. Es, por tanto, una de las últimas muestras del arte asturiano; la última, en todo caso,  de las grandes obras del prerrománico asturiano que han llegado hasta nosotros. De ahí su importancia, pues la iglesia, conocida popularmente como «El conventín»,  de una parte refleja un  compendio de la evolución arquitectónica  del arte asturiano; de otra, incorpora aportaciones de nuevos estilos constructivos que se están desarrollando en otros lugares de la península. En 1931 fue declarada Monumento Nacional; en 1985  la UNESCO la incluye en la lista del Patrimonio Mundial junto al resto de edificios del arte asturiano: «un estilo innovador de arquitectura prerrománica que desempeñaría, más tarde, un importante papel en el desarrollo de la arquitectura religiosa de toda la Península.»

Villaviciosa, Valdediós, iglesia de San Salvador
Si observamos con cierta atención la fachada occidental —además de constatar que la arquitectura asturiana  ha ido ganado altura, se ha hecho más esbelta y proporcionada— podremos intuir la estructura interna de la iglesia: una planta basilical con tres naves, siendo la central  más ancha y de mayor altura que las laterales, como bien nos indican los contrafuertes.

Villaviciosa, Valdediós, iglesia de San Salvador, fachada sur
En la fachada sur encontramos una de las peculiaridades del templo: el llamado pórtico real. Anexo al edificio principal, tiene planta rectangular y alberga interesantes celosías en los que se constata la influencia del arte califal.

Villaviciosa, Valdediós, iglesia de San Salvador, cabecera
En la cabecera se sigue el esquema habitual del arte asturiano: recta,  tripartita y con una habitación o cámara sobre la capilla central. La novedad radica en  la tipología de la ventana que se abre en esta cámara superior. Los arcos de herradura y el alfiz que la enmarca son nuevas muestras de la influencia califal presentes en el edificio.

Villaviciosa, Valdediós, iglesia de San Salvador, fachada norte
La mayor altura de la nave central posibilita la construcción de ventanas, por las que penetra luz en cantidad suficiente para que la decoración pictórica de las paredes alcanzara el mayor esplendor. 


Monasterio de Santa María


Villaviciosa, Valdediós, monasterio de Santa María, exterior
Fundado por iniciativa de la Orden del Cister en los primeros años del siglo XIII, el monasterio sufrió diversas modificaciones a lo largo de sus ochocientos años de azarosa historia. Unas veces para realizar labores de ampliación, otras para hacer frente a los efectos de incendios o inundaciones, lo cierto es que en la actualidad de la obra primitiva tan sólo permanece en pie la iglesia monacal. El resto, son construcciones posteriores.

Villaviciosa, Valdediós, monasterio de Santa María, iglesia, nave central
El edificio tiene planta de cruz latina, con tres naves con arcos apuntados y crucero. En la cabecera se disponen tres ábsides semicirculares, siendo el central de mayores dimensiones.

Villaviciosa, Valdediós, monasterio de Santa María, iglesia, pórtico
En el siglo XVII se añadió un pórtico ante la fachada occidental, pero afortunadamente se respetaron las tres puertas románicas existentes.

Villaviciosa, Valdediós, monasterio de Santa María, iglesia, portada
A pesar de la importancia que tuvo esta edificación monacal, la decoración de Santa María es muy sobria, como podemos observar en la imagen de esta portada. Trazos geométricos en las arquivoltas; hojas y tallos, muy esquematizados, en los capiteles. El Cister, que condena todo lujo y ostentación que pueda distraer la atención de los fieles, pretende alcanzar la pureza a través de  la limpieza constructiva. 

Villaviciosa, Valdediós, monasterio de Santa María, hospedería
En el siglo XVI llegan a Valdediós nuevas influencias estilísticas. Se construye  la planta baja del claustro, la sacristía y la hospedería, entre otros espacios.

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Algunas cosas más del concejo de Villaviciosa

Villaviciosa, estatua de Carlos I
Villaviciosa: tras la huella del emperador
Villaviciosa, ría de Villaviciosa
Ruta de la ría de Villaviciosa


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Propuestas



Otros lugares de interés

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domingo

Sidrería El Llagar

Colunga, alrededores de la playa de La IslaFácil lo tienes. Ponte frente a un mapa de Asturias, cierra los ojos y deja que tu dedo señale un concejo. Elijas el que elijas como destino, tienes asegurado un día de lo más gratificante. Seguro que encuentras una ruta para caminar disfrutando del paisaje y del paisanaje. Seguro también que hay en el lugar algún palacio, alguna cueva o alguna pequeña iglesia románica que te permita contactar con quienes vivieron en el Paraíso unos siglos atrás. Sólo quedaría encontrar una casa de comidas en donde pudiéramos completar el festín con suculentos platos de la tierra. ¿Hay quién dé más?

Veamos como ejemplo el concejo de Colunga. Por la mañana, caminas desde la playa de La Isla a la de la Griega o asciendes el Pienzu; por la tarde, visitas el Museo del Jurásico, te das un paseo por Lastres o por la villa colunguesa. Entre medias, dejas que tu cuerpo disfrute con una buena comida en algún establecimiento del lugar.

Colunga, sidrería El Llagar, exterior
Cierto es que por la zona hay algunas casas de comidas de reconocido prestigio. Cierto también que, en la mayoría de los casos, esa fama lleva consigo, como inevitable peaje, que el precio medio de una comida se eleve a varias decenas de euros. Damos por sentado que los habituales de ese espacio ya conocen esos lugares de alto rango culinario y nada aportaríamos si a ellos nos refiriésemos. Nuestra contribución en este campo tiene por objetivo las casas de comidas que ofrecen buena cocina, diferentes opciones para comer y, a poder ser, la posibilidad de que quien quiera pueda optar por la sidra como bebida.



Sidrería El Lagar
Les Xuaques, 23 (ver mapa)
Colunga
Teléfonos: 985 856 436





Para empezar, el ambiente del local es muy acogedor, decorado en plan rústico con vigas de madera y paredes de piedra. En cuanto a la comida, tenemos diversas opciones: compartir varias raciones (Croquetas, Chipirones, Bocartes, Parrochas, Calamares, Pollo al ajillo, Llámpares, Fritos de pixín, de merluza o de bacalao, Mejillones...), comer a la carta o tomar el Menú del día (con tres alternativas para el primer plato y otras tres para el segundo). Elijamos lo que elijamos no nos defraudará. Basta probar la Fabada: buenos ingredientes, caldo cremoso y sabor delicioso. Una última recomendación: a la hora de los postres, preguntad por los caseros.

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OTROS ENLACES REFERIDOS A GASTRONOMÍA



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martes

De Caravia la Alta a Caravia la Baja

Caravia, proximidades de la playa de La EspasaCaravia es un concejo pequeño, de poco más de trece kilómetros cuadrados de superficie, que está enclavado en la costa centro-oriental de la región. La senda que recorre su litoral, desde el Arenal de Morís hasta la playa de La Espasa, tiene unos seis kilómetros y medio si la hacemos en los dos sentidos y por mucho que nos paremos a saborear toda la belleza que nos espera en el camino, en menos de dos horas la habremos concluido. Como quiera que en esto de disfrutar de Asturias somos un tanto avariciosos, os proponemos prolongarla un poco más, empezando y terminando nuestro recorrido en Prado, capital del concejo y un rincón encantador, donde, además, se puede comer muy bien.


Características
  • Tipo: lineal
  • Dificultad: ▲▲▲▲
  • Itinerario: Pardo - Arenal de Morís - playa de La Beciella - playa de La Espasa - playa de La Beciella- Arenal de Morís
  • Señalización: buena
  • Distancia: alrededor de nueve kilómetros
  • Duración: unas tres horas

Situación y distancias


Distancias por carretera a Prado, capital del concejo de Caravia


Caravia, situación y distancias
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Cómo llegar al punto de partida.
Caravia está integrado por dos parroquias: Caravia la Alta, limítrofe con el concejo de Ribadesella; y Caravia la Baja, que linda con el de Colunga. Prado, la capital del concejo y punto de partida de nuestra ruta, se encuentra a escasos minutos de las capitales vecinas, con un cómodo acceso a la autovía del Cantábrico
(ver mapa).

Caravia, Prado, vista general
Caravia, Prado, edificio Caravia, Prado, viviendas

Con el Fito como telón de fondo, Prado muestra al paseante un magnifico aspecto con acogedores rincones y viviendas muy cuidadas. Cuenta con edificios singulares, como Caravia, Prado, descenso al arenal de Morísel conjunto palaciego de los González Cutre, dignos de atención más sosegada. Pero eso será a nuestro regreso, que ahora toca caminar por la orilla de la carretera en dirección al Arenal de Morís.
La bajada, de poco más de kilómetro y medio, se realiza cómodamente; el paisaje que contemplamos, belleza y sosiego, la convierte en un paseo muy agradable.
No podremos menos que parar y detenernos a contemplar el panorama que tenemos delante. Hacia el oeste, las playas de La Espasa, El Barrigón y La Isla; más allá, Lastres.

Caravia, vista de la costa occidental del concejo
Entre panorámica y panorámica llegamos al Arenal de Morís, una playa de más de setecientos metros de longitud, bien conocida por los surfistas y bastante concurrida durante el verano.

Caravia, arenal de Morís
Aunque en la soledad del arenal el tiempo parece haberse detenido, debemos volver sobre nuestros pasos hasta encontrar, unos trescientos metros más arriba, el camino por el cual debemos proseguir nuestra marcha.

Caravia, inicio de la ruta costera Caravia, primeros tramos de la ruta costera
Nuestra marcha discurre por el denominado Camín Real que atraviesa verdes pastizales que, en ocasiones, llegan hasta el mismo borde del acantilado. En algún que otro cercado podemos encontrarnos algunos ejemplares de asturcones.

Caravia, acantilados Caravia, asturcones
En una de las incursiones que el Camín realiza hacia el interior, nos acercamos hacia las inmediaciones del arroyo de Los Romeros, que habremos de salvar por un moderno puente de madera.

Caravia, arroyo de Los Romeros
Al arroyo, cuyo nombre hace alusión a los peregrinos que por este Camino del Norte se dirigían a Santiago, no le queda mucha andadura, pues desemboca en la cercana playa de La Beciella, en cuya orilla, al parecer, existió un enclave templario y un monasterio benedictino.

Dejamos atrás la playa de La Beciella y proseguimos nuestra marcha hacia poniente. A nuestra derecha, el embravecido mar batiéndose con denuedo frente a los pétreos murallones; a la izquierda, algunas viviendas colonizan la rasa con mesura a los mismos pies de la sierra.

Caravia, acantilados en las proximidades de la playa de La Beciella Caravia, vista hacia la sierra desde la costa
No tardando, divisamos desde lo alto la playa de La Espasa, una larga mancha longitudinal de más de un kilómetro de arena y rocas.

Caravia, playa de La Espasa
A medida que avanzamos la playa se va haciendo más urbana: el camino se convierte en paseo marítimo, los pastizales dejan paso a las viviendas y las rocas ceden espacio al arenal.

Caravia, playa de La Espasa Caravia, playa de La Espasa, urbanización
Avanzando por el paseo llegamos hasta el extremo occidental de La Espasa, lugar donde desemboca el río del mismo nombre. Allí damos media vuelta, emprendiendo el camino de regreso.

Caravia, playa de La Espasa, puente

Aunque realizada por el mismo itinerario, la vuelta nos deparará nuevas ocasiones para disfrutar de los encantos del paisaje (un acantilado en el que no reparamos a la ida, una vista de la sierra de la que no nos percatamos...) Lo mismo nos sucederá al llegar a Prado, pues dejamos sin ver algunos de los edificios singulares de la localidad: el Chalet de los Prieto, una casona de estilo ecléctico mandada construir por los hermanos Prieto, que hicieron fortuna en Cuba; la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, edificio de moderna construcción que vino a sustituir al anterior, una obra del dieciocho afectado por antiguas explotaciones de espato flúor; o el conjunto palaciego de los González Cutre, de comienzos del XVII, integrado por la casona nobiliaria y diversas dependencias destinadas a la explotación agrícola de la finca.

Caravia, Prado, chalet de los Prieto Caravia, Prado, iglesia
Caravia, Prado, conjunto palaciego de los González Cutre
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De San Pedro de Nora a Puente Gallegos

Varios son los afluentes que vierten sus aguas al cauce del Nalón, el más largo y caudaloso de la región. La mayoría lo hace por su margen izquierda, alimentándolo con las aguas procedentes de la Cordillera. De los de su margen derecha, el más importante es el Nora, al menos en lo que a longitud se refiere pues con sus 61 kilómetros tan sólo es superado por el Narcea.
El río Nora tiene su nacimiento en las proximidades de Valvidares, en la zona donde las tierras de Sariego limitan con las de Villaviciosa. Tras recorrer Siero de Este a Oeste, dibuja las lindes del concejo de Oviedo con los de Llanera y Las Regueras, en donde, poco antes de entregar sus aguas al Nalón, ha modelado en la zona que se conoce como Meandros del Nora, un paisaje de gran belleza como se puede atisbar en la fotografía.
Pues bien, la ruta de hoy tiene a este río como protagonista, pues discurre por las tierras del concejo de Las Regueras que se asoman a sus aguas, entre el puente de San Pedro de Nora y el de Gallegos.


Características
  • Tipo: lineal
  • Dificultad: ▲▲▲▲
  • Desnivel: 120 metros
  • Itinerario: San Pedro de Nora - El Campanal - Quexu - Puente Gallegos - Quexu - El Campanal - San Pedro de Nora
  • Señalización: buena
  • Sendero homologado: forma parte del G.R. E-9
  • Distancia: algo más de nueve kilómetros
  • Duración: alrededor de tres horas y media

Situación y distancias


Distancias por carretera a Santullano, capital del concejo de Las Regueras



Pulsa en la imagen para aumentar su tamaño


Cómo llegar al punto de partida
Desde la capital del concejo nos dirigimos hacia Escamplero por la AS-232. Allí tomaremos la AS- 233, dirección Trubia; tres kilómetros después llegaremos a los pies de la iglesia prerrománica de San Pedro de Nora, en cuyas inmediaciones podremos dejar el vehículo (ver mapa).

Antes de empezar a caminar, no deberíamos desaprovechar la ocasión de contemplar la iglesia de San Pedro de Nora, una construcción que cuenta con unos mil doscientos años de antigüedad, pues, según los entendidos en la materia las semejanzas con San Julián de los Prados y Santa María de Bendones apuntan a que es obra del tiempo de Alfonso II (760-842).

Puesto que esto no es más que el principio, hora es de empezar a caminar. Así que cruzamos la carretera y tomamos la senda ligeramente ascendente que, tras pasar al lado del cementerio, nos conducirá hasta la orilla del río Nora.

Caminando por su ribera, sombreados por la frondosa vegetación, no queremos ni imaginarnos lo que sería de este lugar si el sistema de depuración de la ciudad de Oviedo no funcionara de forma correcta y suficiente. En fin, confiemos en que los responsables del asunto sepan lo que se hacen y sigamos adelante.

Pasaremos primero bajo los viaductos de la autovía Oviedo-La Espina, poco después nos sorprenderemos al toparnos con un lavadero del que no podemos menos de preguntarnos qué pinta aquí, a la vera del río, alejado de cualquier asentamiento humano... La senda bordea la margen derecha del Nora, siguiendo sus curvas; primero en dirección noreste, luego hacia el sureste. Llegados a un punto, el camino se separa bruscamente del río ganando altura en dirección hacia El Campanal.



Alcanzadas las casas de El Campanal, un nuevo paisaje se abre a nuestra vista. Allá abajo, queda ahora la autovía; y más abajo aún, las aguas del Nora que se resisten a quedar ocultas bajo la verde y frondosa espesura.


Ascendemos ahora por el camino dibujado en una ladera cubierta de matorral y moteada con algunos eucaliptos. Hacia el sur se dibuja la silueta de la Sierra del Aramo.



Tras atravesar un viejo bosque de castaños centenarios, alcanzamos un tramo llano de unos quinientos metros que nos llegará hasta la localidad de Quexu.



Desde aquí podemos contemplar unas vistas excelentes de la vega del Nora. Hacia el este los edificios de Oviedo recortan las siluetas de las sierras.

Nos espera ahora un tramo descendente en busca nuevamente del río. Los primeros metros los realizamos por un carril habilitado en la carretera, luego por una estrecha senda, hormigonada en su mayor parte.



Durante el descenso se abre ante nosotros la vega del Nora. En esta zona el río dibuja el límite entre las tierras de Las Regueras y las de Oviedo. De hecho, los dos extremos del puente de Gallegos, lugar al que nos dirigimos, son la puerta de entrada a cada uno de los dos concejos.

Llegamos a Gallegos y no podemos menos de cruzar la carretera para avanzar hasta el puente y contemplar una vez más las aguas del Nora, protagonista de esta ruta por el concejo de Las Regueras.
Iniciamos el camino de regreso y claro: todo lo que hemos bajado a la venida toca ahora ascenderlo; así que el primer tramo es cuesta arriba.

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