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lunes

Senda del oro

Ibias, Senda del oro, vista de Lagüeiro Desde los albores de la humanidad, el oro ha ejercido una irresistible atracción sobre los miembros de nuestra especie. También durante el Imperio romano. De hecho,  el interés imperial  por este metal precioso fue la razón por la cual el occidente asturiano se convirtió en uno de sus principales objetivos, habida cuenta de la merecida fama con la que contaba la orfebrería castreña.

Tras la conquista, la zona más occidental de Asturias se convirtió en uno de los principales focos abastecedores del oro que Roma precisaba para sustentar su sistema monetario. Una vez finalizadas las labores de reconocimiento, se van a ir poniendo en funcionamiento numerosas explotaciones auríferas, generando una intensa actividad industrial supervisada por un alto representante del fisco imperial (procurator metallorum) que contaba con el auxilio de diversos funcionarios y el apoyo del ejército (Legio VII Gémina).

Algunas de las técnicas utilizadas para la extracción del oro dejaron algunas huellas en el paisaje que aún pueden ser observadas, como bien se puede comprobar al recorrer la Senda del oro, un itinerario fácil que nos va a permitir conocer un poco mejor la intensa actividad minera desarrollada en estas tierras en los primeros siglos de Nuestra Era.



Características
  • Tipo: circular
  • Dificultad: ▲▲▲▲
  • Itinerario: San Antolín - Pena del Corvo - Cecos - Villamayor - El Trigal - San Antolín
  • Señalización: buena
  • Desnivel: unos 350 metros
  • Distancia:  7 ´5  kilómetros
  • Duración: unas dos horas y media

Situación y distancias


Distancias por carretera a San Antolín, capital del concejo de Ibias,

Ibias, situación y distancias
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Cómo llegar al punto de partida
Ibias, San Antolín, inicio de la Senda del oro
 La ruta se inicia en las proximidades de la oficina de turismo de San Antolín, que está ubicada en una palloza (edificación de origen prerromano, heredera de la cultura castreña, que tiene planta circular, muros de piedra y cubierta vegetal) construida con las técnicas y materiales propias de la zona.

Una vez estacionado el vehículo en las inmediaciones, no está de más que aprovechemos la ocasión para echar un vistazo al interior y recabar información acerca de estas construcciones tradicionales.

Bueno, toca ahora acercarnos al panel informativo que marca el inicio de la Senda del oro e iniciar nuestra andadura. El sendero, que sigue dirección sur, nos lleva hasta una zona de viñedos situada en una terraza fluvial en cuyas proximidades se encontraba la explotación minera de El Trigal.

Ibias, Senda del oro, zona de viñas Ibias, Senda del oro, cartel en la zona de El Trigal
A partir de aquí avanzamos en dirección al río Ibias, por cuya orilla derecha caminaremos un buen rato.

Ibias, Senda del oro, río Ibias

Acompañados por el agradable rumor de las aguas y protegidos del sol por el tupido bosque de ribera, caminamos hasta la zona donde se encuentra el caserío conocido como Pena del Corvo, un conjunto de edificaciones constituido por vivienda, capilla, cuadra, molino y panera, de ocho pegoyos y que fue construida a principios del siglo XIX.

Ibias, Senda del oro, caserío Pena del Corvo

No lejos de allí, existió una explotación minera conocida con el mismo nombre que el caserío que hemos visto y de la cual ha quedado una barrera de estériles, esto es, los fragmentos más o menos grandes obtenidos al fragmentar la roca en busca del mineral.

Poco antes de llegar a la localidad de Cecos, el sendero abandona la orilla del río para iniciar un prolongado ascenso que nos conducirá hasta Villamayor. A medida que –curva va, curva viene– vamos ganando altura, podremos observar algunas de las huellas que la búsqueda de oro dejó en la otra orilla del Ibias.

Ibias, Senda del oro
Ibias, Senda del oro Ibias, Senda del oro
Echando la vista adelante, al final del camino ascendente alcanzamos a ver las primeras casas de  Villamayor, una pequeña localidad situada a más de 600 metros de altitud que mira al sol de la tarde.

Ibias, Senda del oro, Villamayor Ibias, Senda del oro, Villamayor
Desde aquí toca ahora poner rumbo al norte, en dirección a San Antolín. Caminamos por el camino de A Valía, el mismo que han venido utilizando los vecinos de Villamayor para ir a la capital del concejo. Descendemos. De forma suave al principio; más adelante, cuando lo hagamos por el interior de lo que en su día fue la explotación minera de El Trigal, la pendiente será mayor, lo que nos obligará a tener más cuidado. Por el mismo sitio por el cual se precipitaba el agua arrastrando las rocas, bajamos ahora nosotros.

Ibias, Senda del oro, El Trigal
La precaución que el desnivel impone no es obstáculo para que podamos atisbar a nuestra izquierda un cortín, esto es, unas colmenas protegidas por un muro de la voracidad golosa de algunos animales. El desvío es pequeño y compensa acercarnos hasta él.

Ibias, Senda del oro, cortín

Retornados al camino, recorremos la distancia que nos conduce al tramo inicial de la ruta y de allí en cómodo paseo alcanzamos el área recreativa de San Antolín, en cuyas proximidades tenemos estacionado el vehículo.

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domingo

Por tierras de Ibias

Ibias, camino de DegañaEl concejo de Ibias está situado en el suroccidente de Asturias. Sus tierras se unen a las de varios municipios lucenses (por el norte y el oeste) y leoneses (por el sur), así como a las de los concejos de Allande, al norte, y Cangas del Narcea y Degaña, al este. Y a decir de los entendidos, esta situación en el mapa  sería una de las razones que explicarían algunas de las peculiaridades de su territorio, tanto las que se refieren al clima,  al aislamiento, la despoblación, las tradiciones o la producción agrícola.

Para empezar, se podría decir que su paisaje está caracterizado por fuertes pendientes así como por el encajonamiento de sus ríos (Ibias, con sus afluentes, y Bustelín), que vierten sus aguas al Navia.

Ibias montañas ribera del río IbiasTambién, que aún se pueden observar algunas de  las cicatrices producidas al extraer el preciado oro de sus entrañas. Así en la explotación El Foxo, situada en las proximidades del  río Ibias y que estuvo en funcionamiento durante la época romana, se excavaba y lavaba la terraza fluvial, tras lo cual, se apartaban y amontonaban los cantos que formaban parte de la misma. Y a la vista están  los restos de toda esta actividad.

Ibias, antigua explotación aurífera El Foxo

Sigamos con otra de las peculiaridades de la tierra. La relativa lejanía del mar Cantábrico, explica su menor influencia climatológica: las temperaturas en Ibias son más altas en verano y más bajas en invierno; también hay más horas de sol al año que en otras partes de Asturias. Estas singulares condiciones, unidas al buen drenaje del suelo, explican el arraigo del cultivo del viñedo en la zona, para el cual tradicionalmente se reservaron las solanas situadas a media ladera.

Ibias, viñedo
De la importancia que la uva adquirió en la vida cotidiana de los pobladores de esta tierra dan buena cuenta los tradicionales emparrados que cubren calles de pueblos y aldeas del concejo.
En las últimas décadas el viñedo está recuperando el protagonismo que había perdido. Se han reacondicionado algunas parcelas y realizado nuevas plantaciones.  Actualmente Ibias forma parte del territorio de la Indicación Geográfica Protegida Vino de la Tierra de Cangas.

Ibias, vino de la Tierra de Cangas
Además de los emparrados y de los viñedos que motean las laderas, quienes visiten Ibias encontrarán otros exponentes ligados a la actividad agrícola y ganadera de la zona. Son de destacar las pallozas y los hórreos. 

Ibias, palloza

Las pallozas son construcciones de piedra con techumbre realizada con una cubierta vegetal que descansa sobre una estructura de madera.  Aunque en sus orígenes fueron utilizadas como vivienda, las últimas que  permanecen en pie en el concejo (en Santiso se conserva una con el tejado deteriorado) sirvieron para cobijar al ganado.

Ibias, Santiso, Palloza
En lo que se refiere a los hórreos, lo que llama la atención es la diversidad de variantes que se pueden encontrar en el concejo de Ibias. Así, y sólo en lo que respecta a la techumbre, los podemos encontrar techados con grandes lajas (llábanes) de cuarcita, con pizarra o con cubierta vegetal. Éstos últimos, como el que se puede observar en la foto y situado en  Cuantas, requieren un mantenimiento continuo para renovar y reponer la paja, generalmente de centeno.

Ibias, Cuantas, hórreos con cubierta vegetal
El paisaje vegetal de la tierra de Ibias está salpicado por pequeñas poblaciones que, en otro tiempo, estuvieron enseñoreadas por unas pocas familias, de las cuales se conservan algunos de sus casonas y palacios. Tal sucede con el Tormaleo, situado en la parroquia del mismo nombre, que data del siglo XVIII o el Palacio de Ron, construido en la centuria anterior y que se localiza en  Cecos. 

Ibias, Cecos, palacio de Ron
Más reciente (siglo XIX)  y modesto es el conjunto palacial de los Peña situado en la localidad de Villajane.

Ibias, Villajane, conjunto palacial de los Peña

Por lo que a la arquitectura religiosa se refiere, hay que destacar la iglesia de Santa María de Cecos, perteneciente a un antiguo monasterio aunque el edificio actual data del siglo XVI y fue reformado en el siguiente para albergar las sepulturas de los Ron.

Ibias, Cecos, iglesia

En el siglo XVIII se construyen las iglesias parroquiales de Alguerdo, Marente, San Clemente, Taladriz y Tormaleo que siguen diseño similar: nave única, espadaña, presbiterio cubierto con armadura de madera. No obstante, es la iglesia de San Antolín la construcción más destacada. Se trata de un templo de estilo románico cisterciense edificado en el siglo XIII.

Ibias, San Antolín, iglesia
No queremos terminar estas pequeñas pinceladas de lo que el visitante podrá descubrir caminando por las rutas y senderos que recorren esta tierra, sin referirnos a Riodeporcos, una aldea de la parroquia de Sena, que cuenta con un acceso un tanto singular, pues si no se quiere ir por una pista desde Sena, hay que llegar a Marentes y desde allí recorrer varios kilómetros por tierras gallegas para terminar en un tramo sin asfaltar...

Ibias, Riodeporcos, pasarela
¡Ah! Y al final, hay que atravesar un puente colgante que cruza el embalse del río Navia.


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lunes

De Llanera a Salas por una antigua calzada romana


Una de las mejores maneras de disfrutar de los encantos que atesora esta tierra consiste en patear las rutas que recorren sus concejos. Lo sabemos los que aquí residimos y lo saben también muchos de nuestros visitantes, los cuales -- además de la cultura, el arte y la gastronomía-- valoran en alto grado la riqueza paisajística de la región.

No es de extrañar, por tanto, que cada vez sea mayor el número de senderos que cuentan con la homologación de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Principado de Asturias (FEMPA).

Pues bien, una nueva propuesta acaba de unirse a los casi tres centenares de senderos existentes en la región. Se trata de una antigua vía romana, apenas conocida hasta la fecha, que uniría Lucus Asturum, en las proximidades del actual Lugo de Llanera, con Passicin, en las cercanías de Cornellana. Gracias a los estudios que sobre esta calzada ha realizado la arqueóloga Patricia A. Argüelles Álvarez recogidos en una reciente publicación (La vía romana Lucus Asturum - Lucus Augusti. Tramo Lucus Asturum - Passicin), sabemos que su finalidad principal era la de comunicar las explotaciones auríferas del occidente asturiano.

Aunque, como podemos observar en el perfil, la ruta tiene una longitud de cuarenta y dos kilómetros, la autora la subdivide en cuatro tramos que pasamos a enumerar:

1. De Castañera (Llanera) a La Corredoria
  • Itinerario: Castañera, Las Campas de Lugo, La Bérbola, Aeródromo de la Morgal, Coruño, Cayés, La Corredoria.
  • Longitud: 7´8 km.
Moderno puente del Cayés

2. De La Corredoria al Escamprero (Escamplero)
  • Itinerario: La Corredoria, Fitoria,Lavapies, San Lázaro de Paniceres, Lampajúa, Loriana, Gallegos, Escamprero.
  • Longitud: 12´5 km.


Castro de Llagú, en Latores
3. De El Escamprero a Grado
  • Itinerario: Escamprero, Molín de Pumeda, Premoño, Valduno, Puente de Peñaflor, San Pelayo, Grado.
  • Longitud: 11´5 km.

Termas romanas de Valduno

4. De Grado a Cornellana
  • Itinerario: Grado, Puente de Santiago, Villapañada, Cabruñana, Loreda, Doriga, Casas del Puente, Cornellana.
  • Longitud: 10´2 km.
Empedrado del camino rumbo a Villapañada

Llegados al final de esta somera presentación acerca de la antigua calzada romana, queda por comentar que su grado de conservación difiere de unos puntos a otros. Una de las zonas mejor conservadas es el tramo que va desde Premoño hasta Valduno, apreciándose en ocasiones las losas originales. Otro punto donde se conserva el camino intacto de la época romana es el conocido como «Camín del Andallón», siendo en este caso un sendero de tierra apisonada de unos tres metros de anchura que comunica El Picarín, próximo a Pumeda, con La Rabaza.

Queda ahora por saber si los ayuntamientos de los concejos por los que atraviesa este camino lo consideran suficientemente interesante como para iniciar los estudios necesarios tendentes a su señalización y divulgación.

Mientras tal cosa sucede, quienes estén interesados en el tema pueden obtener más información de este sendero acudiendo directamente al libro La vía romana Lucus Asturum - Lucus Agusuti. Tramo Lucus Asturum - Passicin, de Patricia A. Argüelles Álvarez.

Nota. Las fotografías incluidas en este artículo proceden del citado libro.

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