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Las foces del Pino

Vista de las foces del PinoLas aguas del río Pino apenas recorren unos siete kilómetros, que es la distancia existente entre su nacimiento en la sierra de las Fuentes de Invierno y su encuentro con las del San Isidro. A pesar de su escasa longitud, sus aguas protagonizan estampas de gran vistosidad, en especial en las denominadas Foces del Pino, un angosto desfiladero de importancia geológica y de gran belleza, razones por las cuales fue declarado monumento natural en el año 2001.

Para llegar hasta este espacio singular recorreremos un sendero que utilizan los ganaderos de la zona cuando, llegado el buen tiempo, suben el ganado hasta las majadas situadas en Caniella y Vegarada.

Características
  • Tipo: lineal
  • Dificultad: ▲▲▲▲▲
  • Itinerario: El Pino - molín de Peón - Gavalanceras -  El Pasaero y regreso
  • Señalización: suficiente
  • Sendero homologado: es una parte del PR AS-31
  • Desnivel: unos 360 metros. 
  • Distancia: unos 8 kilómetros y medio
  • Duración: alrededor de cuatro horas

Situación y distancias


Distancias por carretera a Cabañaquinta, capital del concejo de Aller
Aller, mapa de situación
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Cómo llegar al punto de partida
La ruta comienza en la localidad allerana de El Pino, situada a algo menos de doce kilómetros de la capital del concejo y a la que accederemos por la carretera AS-253 que une Cabañaquinta con el puerto de San Isidro.

El Pino, casona El Pino, hórreo

Inicio de la ruta
Una vez estacionado el vehículo, y tras darse una vuelta por el lugar para contemplar algunas de sus casonas, como la conocida Casa de la Torre; la iglesia parroquial, construida a mediados del siglo XVIII; o varios ejemplares de hórreos y paneras que nos encontramos a lo largo del recorrido, nos dirigimos hacia un puente que se alza sobre el río: es el San Isidro al que se ha unido, poco más arriba el Pino, protagonista de nuestra caminata   (ver mapa).


Tras cruzar el puente, tomamos una estrecha carretera que asciende bajo el arbolado. El rumor de las aguas, que ya son las del Pino, nos acompañará durante todo el recorrido. Tras pasar al lado de fuente de la Salud, de aguas ferruginosas, volvemos a encontrarnos con las del Pino, y ahora las vemos bien cerca, pues unos centenares de metros más arriba, a la izquierda del camino, encontraremos una zona de descanso situada justo a su misma vera.

Vista del río Pino

Proseguimos nuestra andadura por camino ancho y cómodo bajo una tupida cubierta vegetal. Casi sin darnos cuenta llegamos a un antiguo molino, conocido como Molín de Peón, una nueva excusa para realizar otra parada y contemplar este edificio, el cual –además de las instalaciones propias de la molienda– también albergó en el pasado una minicentral eléctrica.

 Vista del Molín de Peón Vista del puente del Molín
Cruzamos un puente de piedra y a la otra orilla nos espera una pendiente que si bien no es muy exigente parece empeñarse en acompañarnos durante un rato. Mientras ascendemos nos da por pensar que, además del runruneo del río más o menos cercano, una de las características más destacadas de este primer tramo del  del sendero, el que nos conduce al desfiladero propiamente dicho, es el del verdor, que todo lo domina. Y aún cuando en la cubierta arbórea se abre algún claro, lo que se contempla entonces es una nueva gama de verdes que se elevan hasta la cima de las montañas cercanas. 

Vista desde el sendero
Agua y verde; verde y agua. La del río y la de las fuentes, pues a la de la Salud que hemos dejado atrás, pronto añadiremos la de Les Gavilanceres.

Vista de la fuente Les Gavilanceres

Unos veinte minutos después (más o menos, que en esto del caminar lo de los tiempos es muy variable), llegaremos a un puente de madera que atravesaremos. Estamos en las puertas de la hendidura abierta entre las montañas que conocemos como foces del río Pino.

Puente de madera sobre el río Pino

La estrechura es tal que la separación entre las paredes que ascienden verticales a uno y otro lado, apenas supera los seis metros en algunos de los tramos. Ese es el reducido espacio que comparte el camino empedrado con el río.

El río y la estrechura Aunque la longitud del desfiladero no llega a los mil metros, no se recorren con facilidad pues te paras una y otra vez, a la vuelta de cada recodo. Lo de los tiempos que decíamos más arriba. Hay kilómetros y kilómetros, y algunos hay que no se pueden recorrer en el mismo tiempo que otros. Faltaría más.



Sendero lineal o sendero circular. Una vez atravesado el desfiladero, cuando llega la hora de regresar, nos alegramos de que este sendero sea lineal y que haya que regresar por el mismo sitio que hemos recorrido a la ida. Disfrutamos dos veces las foces del Pino.

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