No es de extrañar que Cornellana sea el origen (y el final) del Sendero del salmón, una ruta que nos permitirá disfrutar del paisaje de la ribera del Narcea y de las construcciones tradicionales que encontraremos a lo largo del itinerario.
Características
- Tipo: lineal
- Itinerario: Cornellana - Rondero - Láneo - Bárcena - Láneo - Cornellana
- Dificultad: ▲▲▲▲▲
- Señalización: buena
- Sendero homologado: PR-AS 128
- Distancia: alrededor de 22 kilómetros
- Duración: unas seis horas y media
Situación y distancias
Distancias por carretera a Salas, capital del concejo del mismo nombre
(Pulsa en la imagen para aumentar su tamaño)
Cómo llegar al punto de partida
Iniciaremos la andadura en Cornellana, a unos diez kilómetros de la capital del concejo, más concretamente en las proximidades del puente que existe a la salida de esta localidad en dirección a Oviedo. Pasado el puente encontramos un buen lugar para dejar el coche (ver mapa). Retornamos caminando hasta una desviación que, por camino asfaltado, se dirige en dirección sur hacia el pueblo.
Al poco de empezar a caminar nos encontramos con una escala salmonera y, enseguida, la iglesia de San Juan y el antiguo monasterio románico de San Salvador de Cornellana, fundado en el año 1024 por la hija del rey Bermudo, la infanta Cristina, de quien cuenta la leyenda que, perdida por los bosques asturianos, logró sobrevivir gracias a la ayuda de una osa.
Para visitar el interior hay que ponerse en contacto con el párroco (teléfono 985 834 020), si no lo hemos hecho nos habremos de conformar con contemplar el exterior, que no es poco.
Bordeando la cabecera de la iglesia continuamos por el camino para encontrarnos a unos cuatrocientos metros con un campo de fútbol que dejaremos a nuestra izquierda. Al poco, llegaremos a Rondero para continuar por un sendero que atraviesa la fértil vega del Narcea, conocida en toda la región por la calidad de sus fabes y de otros productos hortícolas. Hasta no hace muchos años en estas tierras se cultivaba una especie tan singular en Asturias como el tabaco, cuya producción se enviaba a la fábrica de Cimadevilla, en Gijón.
No tardamos en reencontrarnos con el Narcea. La melodía de su ansiosa corriente acompasa nuestros pasos en aquellos tramos en los cuales el sendero se dibuja en paralelo.
No tardamos en reencontrarnos con el Narcea. La melodía de su ansiosa corriente acompasa nuestros pasos en aquellos tramos en los cuales el sendero se dibuja en paralelo.
Tras superar un pequeño repecho, alcanzamos las primeras casas de Láneo, lugar que cuenta con magníficos ejemplos de construcciones agrícolas tradicionales: pajares, hornos, hórreos y paneras. Estas últimas, siguiendo la costumbre de la zona, suelen situarse en lugares elevados, en ocasiones encima de las viviendas. Aunque ya hemos visto otros ejemplos a lo largo del camino, es aquí donde más ejemplares se conservan.
En un recodo de la carretera se alza la Casa de Longoria, construcción solariega de 1861 que cuenta con dos pisos y galería en el altillo, con muros de mampostería y sillares en puertas y ventanas. En la actualidad está rodeada por un muro almenado de piedra, tras el que se puede entrever la ermita, las imponentes chimeneas o la panera elevada.
Más adelante, un panel informativo nos indica que estamos en el punto medio del Sendero del salmón y que en las proximidades se encuentran otras edificaciones de interés, como El Llagar, una casona solariega integrada por vivienda, capilla adosada, panera y palomar de planta circular; o el Palacio del Conde de Peñalba, edificio del siglo XVII de muros de mampostería y sillares bien escuadrados en esquinas y ventanas.
Antes de abandonar el lugar, pasaremos al lado de la casa de Longoria Rivera, una edificación de 1826 que cuenta con planta baja y dos alturas, en cuya fachada destaca el corredor volado de los pisos que se apoya en cuatro columnas de fuste octogonal, que delimitan un porche de acceso.
A la salida de Láneo, el sendero inicia una suave pendiente hasta encaramarse a media ladera, quedando el Narcea y su fértil vega a nuestra izquierda.
Continuamos por camino cómodo. Hay tramos en los que al Narcea, oculto entre la vegetación que asciende por la ladera, tan sólo lo escuchamos. De pronto, se abre la balconada y sus aguas dejan de ser sólo ruido.
Poco antes de llegar a la Garita de Cuérragos el camino nos lleva hasta la misma orilla del río.
En el último tramo del recorrido caminamos por la orilla del coto de Las Mestas, uno de los afamados del país.
A la altura del pozo salmonero de La Payariega, el camino desemboca en un tramo de asfalto que, después de recorrer unos centenares de metros, nos conducirá a Bárcena, nuestro destino.
Un paseo por este enclave perteneciente a la parroquia de Alava, nos permitirá comprobar que, como sucede en el resto del camino, también aquí encontramos valiosas muestras de arquitectura tradicional. Reconfortada nuestra retina con los bellos rincones que encontramos en Bárcena, iniciamos el camino de regreso poniendo rumbo a Cornellana.
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Un reportaje de suma belleza, por sus fotos, por sus paisajes, por los pueblos...Me encanta esa ruta y el nombre. Un acierto.
ResponderEliminarUn abrazo,
Luis.
Preciosos lugares, y poco conocidos
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