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De Caravia la Alta a Caravia la Baja

Caravia, proximidades de la playa de La EspasaCaravia es un concejo pequeño, de poco más de trece kilómetros cuadrados de superficie, que está enclavado en la costa centro-oriental de la región. La senda que recorre su litoral, desde el Arenal de Morís hasta la playa de La Espasa, tiene unos seis kilómetros y medio si la hacemos en los dos sentidos y por mucho que nos paremos a saborear toda la belleza que nos espera en el camino, en menos de dos horas la habremos concluido. Como quiera que en esto de disfrutar de Asturias somos un tanto avariciosos, os proponemos prolongarla un poco más, empezando y terminando nuestro recorrido en Prado, capital del concejo y un rincón encantador, donde, además, se puede comer muy bien.


Características
  • Tipo: lineal
  • Dificultad: ▲▲▲▲
  • Itinerario: Pardo - Arenal de Morís - playa de La Beciella - playa de La Espasa - playa de La Beciella- Arenal de Morís
  • Señalización: buena
  • Distancia: alrededor de nueve kilómetros
  • Duración: unas tres horas

Situación y distancias


Distancias por carretera a Prado, capital del concejo de Caravia


Caravia, situación y distancias
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Cómo llegar al punto de partida.
Caravia está integrado por dos parroquias: Caravia la Alta, limítrofe con el concejo de Ribadesella; y Caravia la Baja, que linda con el de Colunga. Prado, la capital del concejo y punto de partida de nuestra ruta, se encuentra a escasos minutos de las capitales vecinas, con un cómodo acceso a la autovía del Cantábrico
(ver mapa).

Caravia, Prado, vista general
Caravia, Prado, edificio Caravia, Prado, viviendas

Con el Fito como telón de fondo, Prado muestra al paseante un magnifico aspecto con acogedores rincones y viviendas muy cuidadas. Cuenta con edificios singulares, como Caravia, Prado, descenso al arenal de Morísel conjunto palaciego de los González Cutre, dignos de atención más sosegada. Pero eso será a nuestro regreso, que ahora toca caminar por la orilla de la carretera en dirección al Arenal de Morís.
La bajada, de poco más de kilómetro y medio, se realiza cómodamente; el paisaje que contemplamos, belleza y sosiego, la convierte en un paseo muy agradable.
No podremos menos que parar y detenernos a contemplar el panorama que tenemos delante. Hacia el oeste, las playas de La Espasa, El Barrigón y La Isla; más allá, Lastres.

Caravia, vista de la costa occidental del concejo
Entre panorámica y panorámica llegamos al Arenal de Morís, una playa de más de setecientos metros de longitud, bien conocida por los surfistas y bastante concurrida durante el verano.

Caravia, arenal de Morís
Aunque en la soledad del arenal el tiempo parece haberse detenido, debemos volver sobre nuestros pasos hasta encontrar, unos trescientos metros más arriba, el camino por el cual debemos proseguir nuestra marcha.

Caravia, inicio de la ruta costera Caravia, primeros tramos de la ruta costera
Nuestra marcha discurre por el denominado Camín Real que atraviesa verdes pastizales que, en ocasiones, llegan hasta el mismo borde del acantilado. En algún que otro cercado podemos encontrarnos algunos ejemplares de asturcones.

Caravia, acantilados Caravia, asturcones
En una de las incursiones que el Camín realiza hacia el interior, nos acercamos hacia las inmediaciones del arroyo de Los Romeros, que habremos de salvar por un moderno puente de madera.

Caravia, arroyo de Los Romeros
Al arroyo, cuyo nombre hace alusión a los peregrinos que por este Camino del Norte se dirigían a Santiago, no le queda mucha andadura, pues desemboca en la cercana playa de La Beciella, en cuya orilla, al parecer, existió un enclave templario y un monasterio benedictino.

Dejamos atrás la playa de La Beciella y proseguimos nuestra marcha hacia poniente. A nuestra derecha, el embravecido mar batiéndose con denuedo frente a los pétreos murallones; a la izquierda, algunas viviendas colonizan la rasa con mesura a los mismos pies de la sierra.

Caravia, acantilados en las proximidades de la playa de La Beciella Caravia, vista hacia la sierra desde la costa
No tardando, divisamos desde lo alto la playa de La Espasa, una larga mancha longitudinal de más de un kilómetro de arena y rocas.

Caravia, playa de La Espasa
A medida que avanzamos la playa se va haciendo más urbana: el camino se convierte en paseo marítimo, los pastizales dejan paso a las viviendas y las rocas ceden espacio al arenal.

Caravia, playa de La Espasa Caravia, playa de La Espasa, urbanización
Avanzando por el paseo llegamos hasta el extremo occidental de La Espasa, lugar donde desemboca el río del mismo nombre. Allí damos media vuelta, emprendiendo el camino de regreso.

Caravia, playa de La Espasa, puente

Aunque realizada por el mismo itinerario, la vuelta nos deparará nuevas ocasiones para disfrutar de los encantos del paisaje (un acantilado en el que no reparamos a la ida, una vista de la sierra de la que no nos percatamos...) Lo mismo nos sucederá al llegar a Prado, pues dejamos sin ver algunos de los edificios singulares de la localidad: el Chalet de los Prieto, una casona de estilo ecléctico mandada construir por los hermanos Prieto, que hicieron fortuna en Cuba; la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, edificio de moderna construcción que vino a sustituir al anterior, una obra del dieciocho afectado por antiguas explotaciones de espato flúor; o el conjunto palaciego de los González Cutre, de comienzos del XVII, integrado por la casona nobiliaria y diversas dependencias destinadas a la explotación agrícola de la finca.

Caravia, Prado, chalet de los Prieto Caravia, Prado, iglesia
Caravia, Prado, conjunto palaciego de los González Cutre
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