Es evidente que en esto del comer hay diferentes categorías, desde la más básica e ineludible, que consiste en calmar los pinchazos que un estómago vacío nos provoca, hasta aquella otra, más sutil aunque no menos satisfactoria, que nos lleva a recorrer decenas de kilómetros para degustar un determinado plato del que nos han contado maravilas.
Viene esto a cuenta del viaje que realicé hace unos años a Pola de Allande con la única finalidad de comer en La Nueva Allandesa. El lugar nos lo había recomendado Paulino Lorences en una de nuestras visitas a su casa de comidas Al son del indiano.
No hay pérdida, casi no hay que preguntar (Calle Donato Fernández 3, Pola de Allande.Telf. 985807027).
Si les dices que es la primera vez que vas, ya no te hace falta consultar la carta. Como si fuera una especie de menú degustación, te van trayendo plato tras plato para que pruebes todas sus especialidades: pate de morcilla, pote, fabada, puding de verduras, repollo relleno... y luego los postres.
Ya nos contaréis
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